Este domingo 6 de agosto de 2017, el Canal 4 de la televisión británica emitirá famosas cintas de Diana de Gales, en las que habla con el actor americano de doblaje Peter Settelen sobre su vida privada.
Su ex mayordomo, Paul Burrell, que ya vendió hace años la intimidad de Lady Di, calienta el morbo y afirma que la retransmisión es «sórdida» porque pertenece al campo privado.
Curiosamente, Patrick Jephson, ex secretario de Diana, está a favor de que se difundan porque considera que ello contribuirá a da dar imagen más completa de la princesa.
La expectación en Reino Unido es máxima a pesar de que las cintas ya fueron emitidas hace 13 años en la NBC norteamericana.
Gracias a eso sabemos por ejemplo que Diana habla del divorcio, que le traumatizó. Las cintas fueron registradas entre septiembre de 1992 y diciembre del 93, cuatro o cinco años antes de que la madre de Guillermo y Enrique de Inglaterra falleciera hace ahora 20 años en accidente de tráfico en París.
«Cuando le pregunté a Carlos qué demonios hacía esa mujer siempre entre nosotros, me contestó que él se resistía a ser el único príncipe de Gales sin amantes», explica Diana en las conversaciones el actor que actuaba como profesor de locución.
Lady Di se refiere a aspectos tan íntimos como la relación sexual con Carlos o la frecuencia en la que hacían el amor o la reacción de su suegra, la reina Isabel, cuando Diana le pidió ayuda conlágrimas en los ojos.
«No sé qué hacer ni qué decirte, ya sabes que Carlos no tiene remedio», contestó la soberana. Sobre la relación sexual con Carlos, Diana asegura que «sí que la hubo aunque era rara, muy rara».
Aseguraba en las cintas la princesa que su marido no sabe besar y que hacían el amor cada tres semanas hasta el nacimiento de Enrique pero que después espaciaron más sus relaciones.
Una amiga de Diana llamada Rosa Monckton lucha para que Canal 4 no publique las cintas, igual que su hermano, el conde Spencer, que ha pedido al canal que se olvide de ellas.
Él perdió en los tribunales el pleito por la propiedad de las grabaciones, que fueron requisadas en 2001 por la Policía al ex mayordomo Paul Burrell antes de ser entregadas a Peter Settelen, quien las reclamó y comerció con ellas.
Los hijos de la princesa callan por sobre la publicación de las conversaciones de su madre.