La mujer de Iker Casillas disfruta de mucho más tiempo libre desde que abandonó el día a día del periodismo televisivo. No es que le falte trabajo porque es empresaria, mantiene una agenda repleta de compromisos profesionales y, aunque el guardameta y ella cuentan con ayuda en casa, dos niños pequeños dan para entretenerse.
Pero últimamente Sara ha dado signos de disfrutar al menos de un poco más de tiempo que antes, cuando padecía a diario las carreras trepidantes del telediario, con los nervios a flor de piel, el paso diario por maquillaje y peluquería y todas esas cosas. Una de ella es que, como ya informamos, le ha crecido la vena literaria y va a escribir poesías, envidiable vocación que le llega en el mejor momento de su vida, con la edad de Cristo, según reocge Informalia.–Sara Carbonero quiere que sus seguidores se despeloten (de risa)–.
Pero el último indicio de que le quedan huecos para la evasión y el tiempo libre ha sido un chiste calificado por algunos medios de malo, malísimo. La periodista, que reside junto a su familia en Portugal, fue objeto de críticas la semana pasada por parte de defensores de los animales después de subir una foto a su Instagram con cabezas de peluches colgadas en las paredes de la habitación de uno de sus hijos, y que fue considerada «ofensiva» por algunos.
Una publicación compartida de Sara Carbonero (@saracarbonero) el 1 de Sep de 2017 a la(s) 3:33 PDT
