Odio sarraceno. Sin pausa ni respiro y hasta que en el escenario solo quede una en pie.
Está claro que la paz no llegará nunca entre Belén Esteban y María José Campanario. Y mucho menos desde que la primera compareciera en televisión desvelando que la segunda le había telefoneado -mientras permanecía ingresada en un centro psiquiátrico- para tener una cita en la clandestinidad.
Las críticas recibidas tras la confesión de la colaboradora no provocó silencio y relexión, sino todo lo contrario. Belén azuzaba el ambiente confirmando que, además de a ella, María José había contactado con alguien de su familia para buscar un acercamiento.
Fue la periodista Joana Morillas la que, desde este periódico, confirmó las sospechas al escribir que Campanario había contactado con Andrea Janeiro.
Carmen Pardo ampliaba la información y sacaba a relucir los whatsapp que la de Castellón cruzó con la hija de su marido. Pero ni rastro de una petición que ha servido para hacer correr ríos de tinta.
Los mensajes, en tono muy cercano, giraban en torno a la selectividad de la joven y sobre la salud de Jesulín de Ubrique.
Quizás por eso este medio ha podido saber que María José ha confesado a su entorno más próximo que está deseando que Belén haga uso de su libertad para reproducir en televisión los whatsapp que envió a Andrea con ese fin.
Está tan segura que no duda en carcajearse abiertamente ante la que, considera, es la invención más hilarante de todos los tiempos:
- ¿Aceptará Belén Esteban el reto?
- ¿Enseñará los mensajes que dice tener?
El consultorio: «Belén Esteban, con lo que has hecho, vuelves a ser ‘La bruja del pueblo'»
