En los últimos días, una de las personas más felices del Reino Unido parecía ser Sarah Ferguson (58 años), Duquesa de York e inquilina ocasional en el Royal Lodge de Windsor pese a que en 1996 disolvió el matrimonio que le dio su título -en 1986 se había casado con el Príncipe Andrés de Inglaterra (57), tercer vástago de la Reina Isabel II (91)-.
Desde que Buckingham Palace anunciara el 23 de febrero el compromiso matrimonial de su hija pequeña, la Princesa Eugenia (27), con el financiero Jack Brooksbank, la Duquesa había manifestado a través de una retahíla de entusiastas tweets su satisfacción ante un enlace en el que ella, como madre de la novia, será arte y parte. «Amamos a Jack y estoy tan contenta de tener a un hijo, a un hermano y al mejor amigo» o «gracias por vuestra magia. Jack y Eugenia, estoy tan orgullosa de vosotros» son algunas de sus proclamas emitidas al calor de su furor twittero, amén de otras remilgadas sentencias, según recoge I. G. Rico en ABC.
Ahora, y según adelantaba este domingo el «Daily Mail», parece ser que a Sarah Ferguson se le ha atragantado tanta dicha al saber que su nombre se ha caído de la lista de 800 invitados a la auténtica boda del año, la de su sobrino «favorito», el Príncipe Enrique de Inglaterra (33), con Meghan Markle(36) el 19 de mayo en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor.
Un enlace que se adelanta casi cinco meses al de su hija: el 12 de octubre, Eugenia dará el «sí quiero» a Brooksbank en el mismo escenario en el que su querido primo desposará a la exactriz norteamericana. Si Fergie esperaba tomar buena nota del casamiento del Príncipe Harry como anticipo del de Eugenia de York, tendrá que conformarse con que se lo cuenten.
Fuente original: ABC/Leer más
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