Mario Vargas Llosa, en cuanto se hizo novio de Isabel Preysler, se puso coqueto.
Más que nunca y al margen de someterse una vez al año a un tratamiento rejuvenecedor en la clínica Buchinger de Marbella, acudía también cada semana a un centro de belleza en Madrid.
En concreto a Massumeh, bajo la dirección de las expertas iraníes Massumeh y Nasrin, muy solicitadas en este sector.
Su ‘pócima mágica antienevejecimiento’ cuesta 426 euros el bote de 50 ml y está elaborada con extractos de caviar, péptido recubierto de polvo de diamante, perla negra, seda, células madre de la manzana Uttwiler Spätlauber, aceite de aguacate y vitaminas A & E, según informalia.
La clínica Buchinger es donde muchos famosos se someten a una serie de cuidados exclusivos de belleza, como los tratamientos détox para adelgazar, y una estricta dieta hipocalórica y ejercicio físico suave.
Vargas Llosa también camina todas las mañanas durante una hora, como mínimo.