Salud y Belleza

76 adolescentes morirán cada día de esta enfermedad hasta 2030

Si no se realizan importantes inversiones en programas de prevención, detección y tratamiento del VIH, en los próximos años morirán 76 adolescentes al día por enfermedades relacionadas con el sida. Hasta 2030, el número de muertes que estima el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia es de 360.000.

Según el último informe del Fondo, si continúa la tendencia actual, 270.000 jóvenes de entre 0 y 19 años se infectarán con el virus hasta 2030 según Beatriz de Vera en N+1, una cifra que si bien es alta, supone una disminución de un tercio con respecto a las estimaciones actuales.(¿Sabías que un 90% de las enfermedades cardiovasculares son evitables?)

Y aunque también indica un descenso para el año 2030 del número de niños y adolescentes que mueren por causas relacionadas con el sida (119.000 en la actualidad por 56.000 en 2030), la disminución se considera demasiado lenta, especialmente entre los adolescentes: los fallecimientos se reducirán en un 57% entre los niños menores de 14 años, frente al 35% entre los de 15 a 19 años.

Para Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF, no se está avanzando en la dirección adecuada para acabar con la enfermedad en el año 2030, y aunque «los programas para prevenir la transmisión del VIH de madres a hijos están dando sus frutos, no han llegado suficientemente lejos, mientras que los programas para tratar el virus y evitar que se propague entre los adolescentes no están cerca de donde deberían estar».(¿Sabes qué delicada enfermedad padece Carlos Sobera?)

Lentos progresos en prevención

Geográficamente, esta epidemia está localizada principalmente en África oriental y meridional, donde viven más de la mitad de los jóvenes portadores del VIH y 1,1 millones de niños y adolescentes tendrán el virus en 2030; África occidental y central donde la cifra alcanzará los 571.000; y América Latina y el Caribe con 84.000.

Según el informe, las dos principales carencias en la respuesta al VIH para niños y adolescentes son: los lentos progresos en la prevención del virus entre los niños pequeños y la falta de respuesta a los factores estructurales y de comportamiento de la epidemia.

Los expertos recomiendan realizar pruebas de detección orientadas a las familias para ayudar a identificar y tratar a los niños que viven con el VIH, pero que aún no han sido diagnosticados, así como un mayor uso de las plataformas digitales para mejorar los conocimientos sobre el VIH entre los adolescentes.Además, proponen crear servicios adaptados a las necesidades de los adolescentes y llevar a cabo actividades de divulgación dirigidas a la comunidad para los adolescentes.

Los primeros casos de sida registrados en Estados Unidos surgieron en 1982, en California. Tres hombres que eran tratados por sarcoma de Kaposi (un extraño tipo de cáncer de piel) y coincidieron en señalar que en algún momento de sus vidas habían tenido relaciones sexuales con Gaëtan Dugas, un auxiliar de vuelo francocanadiense homosexual, acusado a partir de ahí de haber introducido el VIH en el país a comienzos de los ochenta. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de ese país dieron con Dugas, en Nueva York, donde también era tratado por el sarcoma de Kaposi, e hilaron la historia: la epidemia de inmediato fue relacionada (erróneamente) con el sexo entre homosexuales y Dugas fue considerado el ‘paciente cero’. Sin embargo, un estudio publicado en 2016 en la revista Nature desmentía la versión largamente aceptada y afirmaba que el mal llegó a la nación norteamericana en la década anterior.

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