El sistema musculoesquelético

Esquizofrenia: la vitamina D es clave en el desarrollo de la enfermedad

Los científicos descubrieron que los niños con una deficiencia de vitamina D en la sangre se enfermaron de esquizofrenia en la edad adulta, con más frecuencia que otros.

La esquizofrenia es un trastorno mental crónico que afecta la manera en que una persona piensa, siente y se comporta.

Las personas que tienen esquizofrenia pueden experimentar alucinaciones, delirios, pensamiento desorganizado, falta de motivación y emociones planas o inapropiadas.

La esquizofrenia puede afectar a personas de cualquier edad, pero generalmente se presenta por primera vez en la adolescencia o en la adultez temprana.

Afecta por igual a hombres y mujeres, y se estima que afecta a aproximadamente el 1% de la población mundial.

La causa exacta de la esquizofrenia no se conoce, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales y biológicos.

La esquizofrenia puede ser muy debilitante y afectar la capacidad de una persona para funcionar en la vida diaria.

LA LUZ SOLAR

Un equipo internacional de científicos descubrió que un bajo contenido de vitamina D en la sangre al nacer está asociada con mayores posibilidades de desarrollar esquizofrenia en el futuro.

La investigación publicada en Scientific Reports, informa que los niños nacidos con deficiencia de vitamina D tenían 44% más probabilidades de desarrollar esquizofrenia.

En el pasado, la deficiencia de vitamina D en la infancia ya ha estado asociada con mayor frecuencia a la aparición de enfermedades del sistema musculoesquelético como el raquitismo.

Dado que la vitamina más común de este grupo, la D3, se produce en el cuerpo humano bajo la acción de los rayos ultravioleta, su deficiencia se observa a menudo en residentes de países con un bajo número de días soleados así como en los niños nacidos en temporada fría.

La falta de luz solar también se considera uno de los factores que afectan el aumento del riesgo de esquizofrenia, un trastorno mental que se caracteriza por procesos de pensamiento alterados y reacciones emocionales.

Sobre esta base, a finales de la década de 1990, John McGrath, de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y la Universidad de Queensland (Australia), asumió que la deficiencia de vitamina D al nacer podía estar asociada con el desarrollo de la esquizofrenia.

Ahora, un grupo liderado por el propio McGrath pudo estudiar esto con el ejemplo de 2,602 personas de Dinamarca nacidas entre 1981 y 2000: la mitad de ellas recibió un diagnóstico de esquizofrenia y la segunda mitad sirvió como grupo de control. Los investigadores recopilaron toda la información posible: sexo, edad, año y mes de nacimiento, antecedentes de enfermedad mental en la familia, edad en que se realizó el diagnóstico, edad de la madre y el padre en el momento del nacimiento, lugar de residencia, y más.

El nivel de D en la sangre en el momento del nacimiento de los participantes se evaluó midiendo la concentración plasmática de pre-hormona 25-hidroxi-colecalciferol (25 (HO) D), que es producida por el hígado a través de la hidroxilaciación de la vitamina.

Los científicos también investigaron datos sobre una evaluación poligenética para medir el riesgo de desarrollar esquizofrenia.

Los científicos descubrieron que los niños con una deficiencia de vitamina D en la sangre se enfermaron de esquizofrenia en la edad adulta, con más frecuencia que otros.

Además, los investigadores notaron que la deficiencia de vitamina D (y de alto riesgo de desarrollar esquizofrenia) se observaba con mayor frecuencia en niños nacidos en primavera e invierno.

Los autores concluyeron que el nivel de vitamina D neonatal en el cuerpo de un niño puede ser un biomarcador importante al evaluar el desarrollo de la esquizofrenia. En el futuro, los científicos también planean estudiar el efecto sobre el desarrollo de la enfermedad en el nivel de vitamina D en el cuerpo de la madre durante el embarazo.

En el pasado científicos, también daneses, han estudiado la genética para explicar la esquizofrenia. Ellos descubrieron que en el 80% de los casos, la enfermedad tenía una razón genética. Esto podría abrir a una serie de terapias.

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