Supervivientes 2019 ha terminado para Jonathan. El hijo de Cristina Pujol que ha luchado hasta la final no ha podido ganar frente a Carlos Lozano y se ha convertido en el tercer expulsado de la edición.
Lo cierto es que ha hecho un concurso muy bueno, ha dado todo de sí mismo y ha conseguido dejar a la audiencia con la boca abierta. Aunque las primeras semanas se posicionaba como uno de los claros vencedores del reality, parece que la mala suerte le ha pasado factura y no solo eso.
La mala relación con sus compañeros ha hecho que estuviese nominado y que fuera directo al palafito, donde finalmente se ha tenido que despedir del concurso que le ha otorgado la imagen pública que ahora tiene.
No conocíamos al hijo de Cristina Pujol en ninguna de sus facetas, empezamos a saber de él cuando su testimonio apareció en los platós de televisión contando que no tenía ninguna relación con su madre, por aquel entonces novia de Kiko Matamoros. Semanas más tardes supimos que era uno de los concursantes oficiales de esta edición de Supervivientes.
Fue el primer concursante que llegó a hacer fuego en su playa y a partir de entonces, pudo establecer lazos estrechos con sus compañeros ya que, las primeras semanas de reality no consiguió establecer buenas relaciones.
Su carácter tan sacrificado y cabezota para conseguir tener fuego, ya que era una de sus mayores preocupación, terminaron cansado al grupo y provocando que saliese nominado. Puede que le haya pasado factura su anonimato y por eso no haya conseguido empatizar con el público del programa. Jonathan será siempre recordado como el concursante menos conocido de la edición y el que más se ha dejado la piel para sacar adelante a su grupo.