Se las prometía muy felices, pero se ha desfondado.
El rey de Tailandia, que era la envidia de todos los salidos de Europa, porque se había metido en un lujoso hotel alemán, decidido a sobrellevar el coronavirus fornicando como un descosido, tira la toalla. Ni viagra, ni yemas de huevo, ni geles mágicos, ni nada.
Maha Vajiralongkorn, quien hace diez días se encerró en un megalujoso complejo en Garmisch-Partenkirchen, en los Alpes alemanes, con 20 concubinas, se ha rendido.
A sus 67 años y con calmabres en los bajos, Rama X no podía más y ha abandonado el paraíso que había alquilado.
De nada sirvió que decenas de miles de tailandeses se arriesgaran a criticado al rey por haber abandonado el país en un momento tan delicado, y eso que hablar mal del monarca está penado con multas e incluso prisión.
Pero aun así fueron muchos los que utilizaron las redes sociales para calificar la decisión de Rama X de «indignante» y viralizaron el hastag ‘¿Para qué necesitamos un rey?’.
Pero el rey de Tailandia necesitaba un descanso y abandonó este lunes durante 24 horas su lupanar en Alemania para volar a su país con la excusa de participar del día Chakri, festividad que celebra la llegada al trono de Phra Phutthayotfa Chulalok, también conocido como Rama I, quien en 1782 dio inicio al reinado de actual dinastía.
El sátiro viajó hasta Zúrich. Allí le esperaba la reina Suthina, que pasa allí su cuarentena.
A bordo de un avión de la compañía Thai Airways, en un vuelo movilizado especialmente para el monarca (la compañía está cerrada desde que empezó la pandemia), se desplazaron a Bangkok.
Maha Vajiralongkorn dijo a su pueblo que esta pandemia «no es culpa de nadie» y para blanquear su impresentable comportamiento durante esta alarma mundial se hizo la foto entregando material sanitario.
Después, regresó al hotel de lujo del sur de Alemania, decidido a seguir con la ‘cura’, tras este breve descanso.