En la noche del 3 de noviembre de 2025, Dick Cheney, el vicepresidente más relevante de la era contemporánea estadounidense, se despidió de este mundo a los 84 años, en compañía de su esposa Lynne y sus hijas Liz y Mary.
Las complicaciones derivadas de una neumonía, junto con el empeoramiento de sus problemas cardíacos, sellaron el destino de un hombre que dedicó su vida al poder y la controversia. Su familia, a través de un emotivo comunicado, lo describió como un “noble gigante” que enseñó a amar a su país y a vivir con valentía, honor y bondad.
La noticia de su fallecimiento resuena no solo en Estados Unidos, sino también en el escenario internacional.
Allí, Cheney fue clave en las decisiones más significativas de la geopolítica moderna. Su trayectoria, marcada por la polarización y el impacto global, cierra un capítulo crucial en la era neoconservadora y pone fin a uno de los episodios más intensos del Partido Republicano en tiempos recientes.
El artífice de la guerra contra el terrorismo
La figura de Dick Cheney está indisolublemente ligada a los sucesos que siguieron al 11 de septiembre de 2001. Desde un búnker bajo la Casa Blanca, se convirtió en la voz dominante para una respuesta militar contundente ante los atentados. Impulsó tanto la invasión de Afganistán como, especialmente, la invasión de Irak en 2003. Su legado será recordado como el principal responsable de lo que se conoce como “guerra contra el terrorismo”, una estrategia que transformó radicalmente la política exterior estadounidense y cuyas repercusiones aún resuenan en Oriente Medio y en el debate sobre derechos humanos.
Convencido del deber de actuar sin restricciones ante la amenaza del terrorismo global, Cheney respaldó métodos de interrogatorio considerados tortura por organismos internacionales. También defendió la detención indefinida de sospechosos en Guantánamo. Su apoyo a la invasión iraquí, fundamentada en pruebas no corroboradas sobre armas de destrucción masiva, lo convirtió en un símbolo visible de una política exterior dura y polémica que sigue dividiendo tanto a la sociedad estadounidense como a la comunidad internacional.
Trayectoria política: desde el Congreso hasta el Despacho Oval
Nacido el 30 de enero de 1941 en Lincoln, Nebraska, Cheney comenzó su andadura por la política nacional en 1969 al integrarse en diversas instituciones bajo Nixon. Su ascenso fue rápido: ocupó el cargo de jefe de gabinete bajo Gerald Ford, fue congresista por Wyoming y secretario de Defensa durante George H. W. Bush, donde lideró la intervención estadounidense en la Guerra del Golfo Pérsico en 1991.
Su liderazgo durante ese conflicto le valió recibir la Medalla Presidencial de la Libertad. Después de dirigir Halliburton entre 1995 y 2000, asumió la vicepresidencia junto a George W. Bush en 2001, cargo que ocupó hasta 2009. Durante esos años rompió con la tradición que relegaba a los vicepresidentes a un papel secundario; su influencia se extendía desde el Despacho Oval hasta los despachos del Congreso donde actuaba como confidente y principal estratega del presidente.
Un republicano crítico y precursor de una nueva generación política
Aunque siempre fue visto como el gran “halcón” del Partido Republicano, sus últimos años estuvieron marcados por un distanciamiento respecto a las corrientes del partido bajo Donald Trump. No dudó en calificar al expresidente como “cobarde” y “la mayor amenaza para la República”. Su apoyo público hacia Kamala Harris durante las últimas elecciones presidenciales y su respaldo al trabajo realizado por su hija Liz Cheney en la comisión del Congreso que investigó el asalto al Capitolio reflejan un cambio notable en sus convicciones ante los nuevos tiempos políticos.
El impacto de sus decisiones y cómo le recuerdan sus adversarios
El legado que deja Dick Cheney está lleno tanto de controversia como polarización. Para algunos simboliza lo peor del intervencionismo estadounidense y una justificación para guerras basadas en premisas erradas. Sin embargo, para otros fue un defensor ferviente de la seguridad nacional durante tiempos inciertos; un hombre capaz de tomar decisiones difíciles para proteger su país.
En sus memorias In My Time, Cheney afirmaba que liberar Irak era uno de los mayores logros del mandato presidencial de Bush. Esto se decía incluso reconociendo que no había armas destructivas ni que surgió un aumento del terrorismo islámico tras esa ocupación. Sus críticos le acusan haber abierto las puertas a una era caracterizada por vigilancia masiva y erosión libertades civiles; mientras que sus seguidores sostienen que defendió con firmeza los intereses estadounidenses a nivel global.
Reacciones y actos conmemorativos
Las reacciones no han tardado en llegar. Personalidades destacadas del ámbito político estadounidense, antiguos colegas e incluso adversarios han reconocido su capacidad para liderar e influir históricamente. En su comunicado familiar agradecen “más de seis décadas juntos” así como su legado político”, subrayando lo significativo que fueron sus valores familiares. Se prevé llevar a cabo actos conmemorativos tanto en Washington como en Wyoming, su estado natal; allí será recordado por su servicio público y por ser mentor para nuevas generaciones políticas.
Datos biográficos y trayectoria política
- Fecha y lugar nacimiento: 30 enero 1941, Lincoln, Nebraska
- Educación: Universidad Yale (expulsado), Universidad Wyoming (licenciatura y maestría en Ciencias Políticas)
- Hitos profesionales:
- Jefe gabinete Casa Blanca con Gerald Ford (1975-1977)
- Congresista Wyoming (1979-1989)
- Secretario Defensa George H. W. Bush (1989-1993)
- Presidente Halliburton (1995-2000)
- Vicepresidente EE.UU. con George W. Bush (2001-2009)
- Obras reconocidas:
- Estratega principal Guerra Golfo (1991)
- Arquitecto “guerra contra terrorismo” post-11-S
- Promotor invasión Irak (2003)
- Memorias: In My Time (2012)
- Premios:
- Medalla Presidencial Libertad (1991)
- Información familiar relevante:
- Esposa: Lynne Cheney (casados desde 1964)
- Hijas: Liz Cheney (reconocida política republicana) y Mary Cheney
La trayectoria vital y profesional de Dick Cheney quedará grabada como referencia obligada para entender las dinámicas del poder político estadounidense del siglo XXI; entre luces y sombras permanecerá viva tanto en la memoria colectiva como ante el juicio implacable del tiempo.
