Millones y millones de varones que la tienen pequeña, suspiran hoy aliviados diciéndose que tenerla grande no garantiza la felicidad
Se trata del actor norteamericano Jonah Falcon, tiene el pene más grande del mundo y está en paro. Y no es una estrella del porno que se gane haciendo númeritos en cueros, sino de un tipo aparentemente ‘normal‘.
Su desdicha fue que un mal día, orgulloso de lo suyo, tuvo la ocurrencia de proclamar a los cuatro vientos en un documental del canal HBO en 1999 las extraordinarias dimensiones de su miembro viril.
Y lo hizo en forma de película. Se titulaba ‘Private Dicks: Men exposed’ y era un reportaje en la que una serie de hombres anónimos y de edades diversas hablan largo y tendido de su pene.
Dicho sea de paso y coincidiendo con lo que escribió en su momento Josep Tomás en El Mundo, parece ser algo consustancial al alma masculina.
Las medidas genitales aberrantes (24 centímetros en reposo, 34 centímetros en erección) del bueno de John le han convertido en un personaje mundialmente célebre.
Su perfil de Facebook no para de recibir invitaciones de amistad y no hay día que pase sin que nadie le proponga ganarse un sueldo sacando a pasear su ‘pajarraco‘.
Pero Jonah Falcon sólo quiere ganarse el pan de una manera decente. No se ve practicando sexo en un plató ante un montón de gente.
Como la desgracia va por barrios y el mal de unos suele consolar a otros, de las penas de Falcon sale el consuelo de muchos. Millones y millones de varones que la tienen pequeña, suspiran hoy aliviados diciéndose que tenerla grande no garantiza la felicidad: «Huge manhood is a curse».
Quien no se consuela es porque no quiere.
