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Prostitución: ¿Sabes qué servicios sexuales demandan los españoles?

Besos, caricias, sexo oral y a cuatro patas

Prostitución: ¿Sabes qué servicios sexuales demandan los españoles?
Prostitutas ofreciendo servicios sexuales en plena, calle en España. XY

En Navidad, Semana Santa, vacaciones y los lunes y los viernes es cuando más trabajo tienen la sputas

Unas 400.000 personas ejercen la prostitución en España. La mayoría son mujeres e inmigrantes.

Un 20 % de los hombres en España reconoce que ha pagado recientemente por servicios sexuales y la mayoría ni siquiera concibe que la mujer con la que estuvieron pudiera ser una víctima de trata.

El 10% detectó que entre las mujeres había menores de edad pero no hizo nada por denunciarlo.

El informe, realizado por la Universidad Pontificia de Comillas se basa en 1.600 entrevistas a hombres, telefónicas y a pie de calle, en una muestra aleatoria y se complementa con cuestionarios a informantes clave, como ONG, miembros de la judicatura y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en 10 provincias españolas.

Por eso, los investigadores aseguran que si bien la muestra no es del todo representativa, es un termómetro de lo que podría ser la punta del iceberg

A pesar de lo que sufrió con la crisis y con el impacto que tiene el sexo en internet y la posibilidad de hacer gratis en red a todo tipo de porno, la prostitución sigue siendo un negocio muy rentable. Sólo en España mueve unos 18.000 millones de euros al año.

Por lo que se refiere al perfil del cliente, los estudios coinciden en que el 40% de los hombres de entre 17 y 65 años acude a la prostitución.

La mitad de ellos están casados o conviven con su pareja y cuatro de cada diez tienen hijos.

Sobre los que se van de putas, pubicó hace ya tiempo un interesante reportaje la sexóloga Rebeca Royo Ortiz.

La entrevista a una profesional del ramo es magnífica, por lo que revela, pero tiene gracia que se termine concluyendo que los tipos van de putas por «agobio familiar«.

“Nací hace 40 y tantos años y recibo en Barcelona. Actualmente proporciono exquisitos servicios de compañía y/o sexuales a caballeros educados y muy sensibles. Mi amplia formación hará que nuestro encuentro se convierta en una cita inolvidable”.

Éste es el anuncio de Marien, una prostituta que lleva veinte años ejerciendo la profesión en Galicia y en Barcelona.

Por su cama han pasado españoles y extranjeros, jóvenes y mayores y solteros y casados, que, además del servicio sexual buscan ser escuchados. Parezca curioso o no, los hombres que acuden a Marien buscan una relación humana.

“Los hombres que buscan sexo explícito acuden a los anuncios en los que la mujer se presenta como ‘viciosa’. Los que me llaman a mí buscan algo diferente”.

Marien cobra 200 euros por una hora de servicio en su apartamento y realiza doce al mes -si es en hotel, 250€, una velada de cinco horas 600€ y el fin de semana completo, 2000-.

“Aunque me encanta, no necesito hacer más”.

Tiene clientes nuevos y clientes “de toda la vida”. Gracias a los segundos, puede vivir sin problemas en una época en la que la prostitución está viviendo una crisis, rebote de la económica.

“En mi caso, las 50 llamadas que recibía cada tarde se han reducido a 15 o 20. Gracias a mis clientes habituales, sigo facturando igual pero conozco a compañeras de mi nivel que han tenido que bajar el precio de 200 a 150 euros por servicio”.

Mientras hablamos por teléfono, Marien recibe una llamada. Le invito a que lo coja e ironiza “sí, porque si no, pierdo un cliente”. La escucho de fondo. Habla en catalán.

Ya tiene a uno de los doce del mes. Le pregunto por un reciente reportaje que apunta que las españolas que antes no vivían del sexo han optado por la prostitución en los últimos meses y se ríe:

“Yo controlo mucho los anuncios de compañeras y no se ha disparado el número de mujeres que ejercen la prostitución. Cuando tuvo lugar la llegada masiva de inmigrantes se pasó de 30 mujeres anunciadas a 220. Eso sí que fue significativo, no lo que está ocurriendo ahora”.

¿Qué hombres pagan 200 euros por una hora de placer?

“De nosotras las prostitutas se dice que miramos a los hombres como un bolsillo con patas y sí es cierto cuando nos encontramos con el típico machista que cosifica a la mujer”.

“Se lo hacemos deprisa y corriendo y de cualquier manera y les sacamos todo el dinero que podemos. Como hay tantos hombres dispuestos a acudir a nosotras, no nos importa perder un servicio”.

Pero en su caso, esto no es lo habitual.

“Yo elijo a mis propios clientes, no es como los pisos, por los que también he pasado, donde las mujeres están más condicionadas, se les hace trabajar diez y doce horas, es el hombre quien elige a la chica y los servicios se pactan con la encargada. Yo he estado en saunas pisos y clubs, donde la prostituta se acerca al hombre y le dice todo lo que le va a hacer”.

Cada hombre acude a una prostituta por motivos y diversos y buscando diferentes actividades.

“El hombre sabe qué busca y por ello responde al anuncio de una sumisa, una dómina o al de las amas. Aunque a mí no me piden parafilias, a veces me han llamado algunos que sólo buscaban masturbarse por teléfono”.

Asegura que durante la hora de servicio dedica más tiempo a hablar que a la realización del acto sexual.

“Cada persona tiene un motivo concreto para acudir a una prostituta; hasta deconectar por un momento de la vida cotidiana. Buscan cariño, el sexo es la excusa”.

“Algo que comento con compañeras es que hacemos de psicólogas. Muchas nos sentimos así, pero las mujeres contamos nuestros problemas en la peluquería o en nuestro centro estético”.

El agobio familiar les lleva a pagar a una prostituta

“Los hombres que vienen están agobiados con la responsabilidad de la familia, con la hipoteca, con tener que quedar con la familia…».

«De hecho, en Navidad, Semana Santa, vacaciones y los lunes y los viernes es cuando más trabajo tengo. Ellos me hablan de que sus mujeres llegan cansadas a casa, de sus problemas de trabajo. Muchos de ellos me cuentan que sus mujeres padecen cáncer de pecho y otras enfermedades graves, otros vienen a los meses de separarse porque se sienten solos y hay viudos que a los tres o cuatro meses de haber perdido a su mujer acuden para aliviar su situación de soledad. Los solteros vienen por problemas múltiples. He tenido clientes que a los treinta y tantos ni siquiera habían dado un beso. Hay muchos hombres que por motivos físicos o de carácter no saben seducir a la mujer”.

Marien asegura que durante las dos décadas que lleva dedicada al negocio del sexo y durante los cuales ha recibido a clientes de varias nacionalidades, el que prima es el modelo de la escalera: besos, caricias, sexo oral y penetración por detrás, a cuatro patas.

Monotonía y más de lo mismo, pero el del sexo, a pesar de la crisis, es un negocio que no quiebra.

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