Se dispara la legión de chaperos y putos que se anuncian en internet

La crisis económica triplica la prostitución masculina en España

Según la revista 'Interviú', trabajan en pisos o salen a la calle a ofrecerse hasta por 10 euros

Pocos son los que trabajan solo para mujeres, pues no hay mercado, y muchos los que aceptan miserias y se juegan la salud en cada servicio

El número de hombres españoles de 19 a 37 años que vende su cuerpo se ha multiplicado por tres en los últimos años, según expertos en un fenómeno cada vez más visible.

Prácticamente no los hay que trabajen solo para mujeres, pues no hay clientas. La mayoría son chaperos que dan la mitad de sus ganancias a sus proxenetas o aceptan, si están desesperados, precios ridículos por prácticas de alto riesgo para su salud.

Eso afirma este 23 de diciembre de 2013 la revista ‘Interviú‘, que comienza su amlió reportaje con un testimonio escalofriante:

«Lo que Cristóbal decía de sí mismo en una web de chaperos parecía demasiado bueno para ser cierto, pero le mandé un mensaje con mi teléfono. Al poco, me llamó. Le pagué un taxi para que viniese a casa. A las diez de la noche llegó un chico que aparentaba 25 años, pálido y peludo. Iba puesto, y era maricona.

Mejor, yo no soy de los que prefieren un machote. Parecía majete. Se comió media caja de bombones mientras lo desnudaba. Hizo todo lo que quise durante dos horas.

Le pagué cien euros, y se marchó después de preguntarme si le recomendaría a mis amigos. Estaba como ido, era un palurdo y decía cosas raras, pero seguro que volveré a llamarle”.

Quien habla es Valerio, empresario catalán de 48 años, cliente habitual de chaperos.

Aunque la prostitución masculina es menos visible que la femenina, Iván Zaro, coordinador del programa de atención a la prostitución masculina y transexual del Ayuntamiento de Madrid, y coautor de un Informe sobre trabajadores masculinos del sexo, asegura que “desde que comenzó la crisis se ha triplicado” el número de los que ejercen esta actividad.

Según el experto, pocos son los que trabajan solo para mujeres, pues no hay mercado, y muchos los que aceptan miserias y se juegan la salud en cada servicio.

En la página Milanuncios.com, por ejemplo, se publica un nuevo anuncio de «chico de compañía» cada 15 minutos.

El perfil habitual del puto o del chapero es el de un joven de 28 a 30 años latinoamericano y sin papeles. Las nacionalidad que más presencia tiene es la brasileña, pero también hay venezolanos, mexicanos y dominicanos. En cuanto a los países del Este, rumanos y búlgaros son mayoría.

Los africanos son, sobre todo, marroquíes y argelinos. Los españoles aparecen en último lugar.

Según Zaro, su presencia se ha triplicado desde 2008, con la llegada de la crisis:

«Suelen ser personas que ya habían ejercido la prostitución y que han vuelto para recuperar el estatus económico perdido. Buscan ingresos extra y de forma puntual. La mayor parte se promociona en internet porque reporta mayores ingresos».

«En España puede haber 4.000 chaperos, una cifra estable en el tiempo. Esto significa que los españoles han ido desplazando a los extranjeros. Sólo en Madrid, la cifra supera los 1.000».

 

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