El pervertido se enfrenta a dos cargos por conducta sexual criminal, por los que podría pasar un año en la cárcel
La mujer ya tenía la mosca tras la oreja, pero jamás llegó a imaginarse que lo que le ‘agriaba’ el café que se tomaba todas las mañanas en su lugar de trabajo no era producto de la leche rancia, sino del semen que un compañero le ponía en la taza en cuanto se descuidaba.
LE GUSTABA
John R. Lind, un hombre de 34 años de Minnesota, EEUU, que trabajaba en una tienda de tecnología, admitió que eyaculó en varias ocasiones en tal lugar, así como en el escritorio de la mujer, -compañera de trabajo- y adujo que «solo quería llamar su atención porque me gustaba».
Las autoridades lo detuvieron cuando la joven lo descubrió cerca de su mesa con las manos en la entrepierna y «una expresión de deslumbramiento».
En cuanto se fue encontró una «extraña sustancia» que chorreaba de su escritorio.
Contó además a la Policía que pensaba que el «raro» sabor que notaba en el café era «porque la leche estaba caducada».
Lind se enfrenta ahora a dos cargos por conducta sexual criminal, por los que podría pasar un año en la cárcel, con opción a una multa de 4.500 dólares, tal y como da cuenta ‘Pix11‘.