Un bombero cachas y una gallega con curvas dicen que se enamoran en el 'Paraíso'

El capítulo más erótico y menos creíble de ‘Adán y Eva’: juegos sexuales, tatuajes y belleza interior

Espectacular 14% de share para el cuarto programa del reality revelación de Cuatro

El capítulo más erótico y menos creíble de 'Adán y Eva': juegos sexuales, tatuajes y belleza interior
Pantallazo de 'Adán y Eva' (Cuatro).

Un bombero musculoso y enamorado de su pelo se encuentra con una gallega dicharachera y entrada en carnes en una isla desierta. No es un chiste, es el arranque del cuarto capítulo del dating-show de moda, ‘Adán y Eva’, que el pasado 11 de noviembre de 2014 cosechó un espectacular 14% de cuota de pantalla en Cuatro. Fue un capítulo erótico, algo forzado, pero interesante.

De nuevo, como la semana pasada, un hombre tuvo que elegir entre dos mujeres. En esta ocasión, la moraleja era la de ‘La Bella y la Bestia’: la belleza está en el interior. Y es que, la finalidad del capítulo era la de romper con los prejuicios estéticos, tanto que parecía estar hecho a propósito.No sé, hubo algo que no nos llegamos a creer de la historia.

Por un lado teníamos a Alejandro, un bombero que se definía como un ‘héroe del Siglo XXI’, un Adonis de cuerpo perfecto y cara menos atractiva que se quería mucho (demasiado) a sí mismo:

Me considero un regalito, tengo buen físico, dinero, una familia estructurada…La verdad es que no sé por qué no tengo pareja.

Y enfrente teníamos a Montse una gallega muy guapa y segura de sí misma y de sus curvas.

Me dicen que soy muy morbosa y muy sexy y no tengo ningún tipo de complejo. A veces, me gustaría ser más alta o pesar seis kilos menos pero estoy muy orgullosa de mi cuerpo y, en esta isla voy a encontrar a mi media naranja, como me llamo Montserrat

El primer encuentro entre ambos fue contundente. Él la llamó «grande» y ella, directamente, rechazó los músculos de su ‘Adán’. No había química pero claro, como era de esperar, la trama dio un giro a favor de la pareja.

Tras una suculenta comida romántica (Alejandro se negó a comer carbohidratos mientras que ella se ponía las botas más a gusto que nada), los dos acercaron posiciones y se empezaron a gustar.

Tras una noche de risas porque él le tenía pavor a los bichos (el Superhéroe…), apareció el componente de la discordia: Sonia, una espectacular rubia tatuada (mezcla entre la Peloponi e Ylenia de ‘Gandía Shore’) que entró con ganas de comerse a su ‘Adán’:

A mí los bomberos, me encantan. Apagan fuegos. Yo a Alejandro le haría un favor y, para hacerle uno, no le haría ninguno, le haría uno detrás de otro

Obviamente, a Alejandro le gustó su nueva ‘Eva’ y se lo dejó muy clarito en su primera cita a solas, aquella en la que ella utilizó el cuerpo de él como lienzo. Eso sí, no pasó nada, nada de nada.

Pero tras ganar una prueba (muy absurda, por cierto) Montse consiguió una cita romántica con Alejandro y aquí es cuando comenzaron las caricias, los besos y los tirones de pezones.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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