Jacuzzi, bar y striptease… Esta es la «dolce vita» de varios narcotraficantes durante su estancia en prisión que ha escandalizado a la opinión pública de Filipinas.
«Todos los responsables serán castigados», ha prometido este martes 16 de diciembre de 2014 el presidente Benigno Aquino, frente a este escándalo que descubre la corrupción endémica que carcome la realidad filipina.
Todo comenzó el pasado lunes cuando la policía accedió a la pisión de Bilibid, en la periferia de Manila, para verificar la información por la que los peces gordos del narco encerrados en prisión continuaban operando en su célula de castigo.
Los polícias han puesto en relieve un sistema de corrupción de los funcionarios penitenciarios que permitía a los detenidos continuar con sus hábitos en prisión, con metanfetaminas, muñecas hinchables, escenas de striptease y jacuzzi.
Veinte «villas» equipadas con aire acondicionado que fueron construidas para estos barones de la droga en esta prisión ya de por sí masificada. Prevista para 8.900, conviven cerca de 23.000 presos.
Según Transparencia Internacional, Filipinas se encuentra en el puesto 85 de países más corruptos, de los 175 que están recogidos en el ranking.
