Brenner: "Fue como si dejáramos de ser criaturas distintas, y nos convirtiéramos en un solo ser"

El vídeo del hombre que tuvo sexo con un delfín que se suicidó por desamor

"Los delfines hembra son muy rotundos en lo que respecta a su sexualidad. Fue un acto difícil de consumar"

Cuando era un niño de 11 años violó al caniche de la familia

Para muchos la historia del delfín Dolly y de Malcolm Brenner -acaecida hace más de 40 años- no fue más que un caso de abuso animal, aunque hay otros que opinan que el encuentro sexual entra en el ámbito espiritual donde el amor tuvo mucho que ver. Lo que está claro es que el protagonista humano practicó la zoofilia desde muy temprana edad, como se verá.

Sea como fuere, que cada uno saque su propia conclusión de este extraño caso que ahora vuelve en forma de documental.

LA HISTORIA

Brenner sigue creyendo que aquel encuentro fue una experiencia hermosa, y así lo cuenta a ‘Vice‘, cuyo relato reproducimos.

Ambos se conocieron en 1970, cuando al joven Brenner, alumno del New College of Florida, le habían hecho su primer encargo como fotógrafo freelance.

Tenía que hacer fotos para un libro sobre Floridaland, en Sarasota, una de esas atracciones turísticas que inundaban Florida antes de que los multimillonarios parques temáticos los relegaran a un segundo plano. En poco tiempo, el delfín había logrado cautivar a Brenner.

Dolly nadó hasta el lado opuesto del tanque la primera vez que aquel humano desconocido con gafas de pasta y melena rizada saltó al interior.

LE MOSTRÓ LOS GENITALES

Al final se acercó, asegura Brenner, quien pasó nueve meses fotografiando al delfín. En una ocasión, mientras le acariciaba el lomo, Dolly giró sobre sí misma y le mostró los genitales a Brenner.

Después empezó a frotar sus dientes contra el brazo del fotógrafo de una forma que él describe como muy erótica. Al no recibir lo que buscaba, Dolly cobró su venganza empujándolo casi 4 metros hacia el fondo.

«Los delfines hembra son muy rotundos en lo que respecta a su sexualidad», me explicó Brenner. «Lo expresan de forma totalmente desinhibida, en contraste con la pasividad de otros animales».

En su relato, Brenner afirma que siempre se había sentido atraído por los animales. Según cuenta, cuando era niño su psicólogo abusó de él. Más o menos en esa época, su padre lo llevó a ver una película de Disney titulada El extraño caso de Wilby, en la que un niño se convertía en perro.

CON UN CANICHE

A pesar tener cinco años, Brenner tuvo una erección, momento que recuerda como decisivo en su vida. Pero su zoofilia se desarrolló algunos años más tarde, a la edad de 11 o 12 años, cuando tuvo relaciones con el caniche de la familia, aunque afirma que después se sintió sucio.

Fue su segundo encuentro con un animal -el delfín Dolly- el que acabó convirtiéndolo en el portavoz de los que creen que es posible el sexo consentido con animales.

Por primera vez, la historia de Brenner se lleva a la pantalla grande gracias al trabajo de los cineastas Joey Daoud y Kareem Tabsch. El resultado, Dolphin Lover, es un corto de 15 minutos que se estrenó el 25 de enero en el festival Slamdance.absch empezó a interesarse por Brenner en 2013, mientras buscaba cosas que hacer en San Francisco. Leyendo un diario alternativo, le llamó la atención la historia de un tipo que se había enamorado de un delfín.

«Dejé de buscar cosas que hacer y me puse a leer la historia», me dijo. «Me sorprendió mucho lo ocurrido y el hecho de que estuviera dispuesto a contarlo.»

Poco después, Daoud y él se reunieron con Brenner en la costa oeste de Florida y le hicieron una exhaustiva entrevista de cuatro horas en la que, básicamente, cubrieron su vida entera. «Su única condición fue que no usáramos el tema principal de Flipper en el documental», dijo Daoud.

Aunque en 2009 Brenner escribió una novela de ficción sobre su relación con Dolly, nunca había hablado abiertamente sobre cómo había ocurrido todo.

EL ENCUENTRO SEXUAL

Según lo que cuenta en el documental, Dolly estaba sola en la piscina con otro delfín macho, pero se alejó de este para poder tener cierta intimidad con su pretendiente humano. Después de unos 30 minutos de preámbulos, Brenner penetró la cavidad vaginal del animal, que describió como una serie de complejas válvulas.

Fue un acto difícil de consumar (tuvo que mantenerse en posición vertical mientras el delfín estaba horizontal), pero Brenner asegura que la experiencia fue delicada y erótica. «Sentía la intensidad del contacto con ella en todos los aspectos», explica en la película.

«Fue como si dejáramos de ser dos criaturas distintas y nos convirtiéramos en un solo ser». Brenner afirma que los dos se vinieron.

SUICIDIO

Tras este encuentro, Brenner se mudó a Olympia, en Washington, y Dolly fue trasladada a otro parque en Mississippi.

Tiempo después, le comunicaron que el delfín se había suicidado. Como relata en la cinta, Brenner sigue creyendo que lo hizo porque la abandonó.

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