Insólitas escenas las que nos llegan desde la ciudad china de Qingdado, donde el pasajero de un autobús fue abordado por un fetichista que no se andaba por las ramas, que sí por los pies…
El pervertido de turno se acerca al mentado, que está sentado tranquilamente y, tras levantarle una pierna, le saca el zapato y lo huele con esmero.
Acto seguido la pasa la lengua golosamente, hasta que el atónito y pasmado ‘homenajeado’ reacciona y se lo quita para volvérselo a poner, bajñandose en la parada sin decir esta boca es mía.
Una testigo observa la escena con cara de mema.
