No le queda al pavo mucho recorrido. La Policía de Nueva York está tras su pista, después de que hubiese sido grabado por unas adolescentes que tuvieron la mala fortuna de sentarse delante de él en el metro.
En un momento, dado se percataron de que les enviaba a través de su móvil extraños destellos, que resultaron ser al fin y a la postre fotos de su pene.
Poniendo cara de santo, el pervertido gafotas daba así rienda suelta a sus despreciables instintos sexuales.
Un nueva modalidad para una vieja práctica.