Se marcharon a yacer en el campo, a buen resguardo en su calentito coche, rodeados de nieve, quizás para celebrar el aguinaldo que el generoso jefe del padre de familia había tenido a bien entregar por sus desvelos.
Allí, se lanzaron a fornicar a base de bien, hasta que un sujeto mal encarado les cortó el rollo con su móvil.
El hombre, al ser descubierto ‘bombeando’ a su querida esposa, se pegó un susto de espanto. Tal es así que, según testigos cercanos a la famiia, ya no levanta cabeza desde entonces… y algo más.
Se le conoce ahora en el vecindario como el ‘rey del gatillazo’.