Nació en los guetos y ahora, con el auge del reguetón, triunfa en todos los barrios de la República Dominicana

El nuevo rey del perreo extremo se llama ‘dembow’

Así suena el 'dembow', la música más caliente del Caribe. Una danza tribal para las noches del siglo XXI

Dembow o perreo extremo
Dembow o perreo extremo YT

Como la citada Siete Pollos, de Bulin 47, que corona la sala en Punta Cana y provoca erupciones de testosterona

Suena La bicicleta y las caderas de Shakira parecen de pasodoble al lado de las que cimbrean en la pista.

Unos golpes eléctricos sacuden la columna vertebral de los bailarines, para los que el cachete con cachete es de una mojigatería opusina.

Aquí se arrima de verdad. La mujer se dobla en posturas procaces mientras el hombre arremete al son.

Incluso levantando piernas. A lo carretilla. No como Carlos Vives.

Las letras no son garcilasianas ni los sonidos de finura exquisita, pero aquí, en República Dominicana, el dembow se baila como danza tribal.

No importa que estemos en la barra de una discoteca o en el colmado de la esquina: el martilleo de este sonido, de procedencia jamaicana y aupado por la mezcla del rap con reguetón, pone a alicatar baldosas con los talones hasta al párroco de la iglesia: tampoco se libran los templos sagrados.

A la bachata y el merengue se le suma desde hace años esta música atronadora, que retumba por las callejuelas y automóviles como banda sonora habitual. Así es como este país caribeño se ha convertido en el reino del perreo extremo.

No es nuevo, pero permanecía aislado entre las generaciones juveniles y de barriadas populares.

El dembow nació en los años 80, pero no ha sido hasta la expansión del reguetón a nivel mundial y, sobre todo, de la viralización de grabaciones caseras cuando ha llegado a estar en boca de todos, según recoge Alberto G. Palomo, en El Mundo, este 17 de mayo de 2017.

En 2009, la canción Pepe, del grupo Los Pepe, superó las 500.000 visitas gracias a la interpretación del puertorriqueño Tito El Bambino.

Desde entonces, la atención cambió. Su hueco en el repertorio nocturno dejó que se filtraran otros temas a cuentagotas. Como la citada Siete Pollos, de Bulin 47, que corona la sala en Punta Cana y provoca erupciones de testosterona.

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