HAY GENTE PARA TODO

Los hombres están genéticamente programados para preferir el sexo a la comida

Los hombres están genéticamente programados para preferir el sexo a la comida
Comida, sexo, erotismo, placer y vicio. PD

No nos descubren nada, porque es algo que teine claro cualquier adolescente bien hormonado, pero ahora han venido los científicos a corroborarlo.

Entre los muchos dilemas a los que la Humanidad se enfrenta cada día, posiblemente ese que obliga a elegir entre el placer gastronómico o el sexual es uno de los más complicados de resolver.

Ojalá estuviera yo en esa situación, estará pensando más de uno. Pero, llegado el caso, y ante semejante cruce de caminos en el que solo se puede escoger uno, ¿cama o cocina?

Dependiendo del estudio consultado en la hemeroteca hay respuestas para todos los gustos. Sin ir más lejos, hace unos años se aseguraba que en España la comida se situaba por delante del sexo en la lista de preferencias, o que incluso las mujeres preferían un sueño reparador a una noche de lujuria.

En el caso de los hombres, no obstante, parece que la mayoría de estudios al respecto coinciden en señalar que el sexo es prioritario respecto a todo lo demás, incluido eso de alimentarse.

La consiguiente lista de chistes sobre el limitado cerebro masculino y su fijación monotema con el sexo es inevitable. Pero un nuevo descubrimiento científico asegura haber dado con la clave neuronal que explica este comportamiento en los machos de la tribu.

Según recogía hace unos días The Telegraph, científicos de la University College of London han hallado un conjunto de neuronas en unos gusanos nematodos que sólo están presenten en los de género masculino, y que al activarse les llevan a elegir la reproducción antes que la comida.

Comparar el cerebro de un gusano con el de un hombre igual es pasarse con eso de la extrapolación, pero son los propios responsables de este estudio publicado recientemente por la revista Nature los que aseguran que muy posiblemente exista esta relación entre las citadas neuronas de los nematodos y las del cerebro masculino de otras especies, incluido el hombre.

El experimento es de lo más curioso. Estos gusanos sólo tienen dos géneros, masculino y hermafrodita, con lo cual la mitad de la población puede ignorar a la otra puesto que no les necesita para reproducirse.

Algo que convierte la vida de los machos en un calvario a la hora de encontrar alguien que les haga caso en los momentos de pasión, por explicar de un modo un poco romántico la vida de los nematodos.

En el estudio, tras mantener a los gusanos sin comida en una zona con mucha sal, los hermafroditas rehuyeron a posteriori los entornos salados al relacionarlos con el hambre.

El mismo comportamiento se reproduce en los masculinos excepto en los momentos en los que la activación de este grupo de células cerebrales recién descubiertas y la presencia de una posible pareja hacía que se olvidaran del hambre, de la sal y de todo. Lo primero era el sexo.

«Aunque no hemos investigado en humanos, es plausible que el cerebro masculino tenga ciertas neuronas no presentes en el femenino, y viceversa», asegura Arantza Barrios, responsable del hallazgo.

Esto -continúa en declaraciones al diario británico- podría explicar la forma en la que ambos sexos perciben el mundo y sus prioridades en el comportamiento.

Así que no es que los hombres siempre estén pensando en lo mismo -«lo único», corregirían algunos- por puro vicio, es simple predisposición genética. En realidad, los científicos por ahora hablan sólo de una hipótesis de trabajo así que, si llegado el caso, optas por un menú degustación en lugar de un desayuno compartido en la cama, tampoco pasa nada.

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