«No pienses en el elefante rosa”. ¿Te suena la frase? Se usa a menudo en Psicología para explicar cómo conseguir que alguien piense en algo concreto diciéndole justamente lo contrario: que no lo haga. Y lo mismo ocurre cuando tratamos de no pensar en algo que nos preocupa mucho…, según quo.
En esta teoría es en la que se basa el estudio «God, I Can’t Stop Thinking About Sex! The Rebound Effect in Unsuccessful Suppression of Sexual Thoughts Among Religious Adolescents» (“¡Dios, no puedo dejar de pensar en el sexo! / El efecto de rebote en la represión de los pensamientos sexuales entre adolescentes religiosos”), en el que Yaniv Efrati, del Beit Berl College, asegura que los adolescentes religiosos terminan sintiéndose realmente mal por pensar en el sexo y sufren por ello.
El estudio se basa en tres encuestas. La primera, realizada a 661 jóvenes, mostró que los adolescentes religiosos están más preocupados por el sexo que los no religiosos. La segunda, en la que participaron un total de 522 personas, señalaba que la preocupación por el sexo influía en el bienestar de los adolescentes religiosos, que llegaban a sentirse culpables y avergonzados. Y la última, realizada a un grupo de 317 jóvenes, reflejaba que los adolescentes religiosos se sienten culpables por pensar en el sexo al tiempo que muestran comportamientos sexuales más compulsivos.
VÍEO DESTACADO: Los adolescentes modernos no beben ni tienen citas según los expertos
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