Amor rima con rencor y, cuando el primero se acaba, suele aflorar el sgundo.
Quien lo dude, que pregunte a Bradley Cooper. Cuatro años duró el idilio del actor y la modelo rusa Irina Shayk.
Tuvieron incluso una hija, nacida en marzo de 2017, a la que pusieron de nombre Lea de Seoane.
Ni eso sirvió. Hace relativamente poco, rompieron con estrépito.
Tras la ruptura, poco se ha sabido del actor. De la ex de Cristiano Ronaldo se sabe que ha encontrado en el trabajo el mejor refugio para superar su ruptura. Sonriente, reapareció hace poco menos de un mes en Islandia, donde protagonizó una campaña para la firma italiana Falconeri.
Llegados a este punto, sus respectivos abogados pleitean un acuerdo de custodia compartida, casi igual de complicado que si se hubiesen tenido que divorciar -que no es el caso, ya que no llegaron a sellar oficialmente su relación-.
Un tema que está siendo más complicado de lo esperado, pues ella reside en Nueva York, mientras que el intérprete tiene una casa en Los Ángeles. En el conflictovha entrado Gloria Campano, madre de Cooper, quien, según la revista estadounidense «Life & Style», se ha asegurado de que la maniquí sepa que ella -en su papel de abuela- puede visitar a la pequeña siempre que quiera.
Y es que, según la propia publicación, la mujer se habría puesto en contacto con la rusa Shayk directamente para comunicárselo.