Cuando no aparece la suegra, sale el ‘suegro’ que, en este caso, es de tronío, con nombre y fama: Pepe de Lucía.
Tras bastantes meses de marear la perdiz y jugar al despiste, el pasado 12 de julio de 2019, Malú y Albert Rivera hicieron ‘oficial’ su relación amorosa.
Fue a la salida del Hospital Universitario Puerta del Sur, donde el líder de Ciudadanos había permanecido ingresado con motivo de una gastroenteritis aguda.
Con toda premeditación -porque otra cosa sería inimaginable-, la cantante y el político decidieron mostrar su amor a los periodistas. Y eso suele tener consecuencias.
Una de ellas es que da pie a todo el mundo para opinar, incluidos amigos y pariente.
El primero realmente importante en hacerlo ha sido el padre de Malú, Pepe de Lucía, que se ha mostrado ilusionado por ver «a su ratilla muy feliz». Ha disertado incluso sobre la profesión de su ‘yerno’, lo que tiene su gracia:
«La política es conflictiva y delicada. La política tiene caducidad, pero la música no, por eso no quiero que le afecte».
«Me preocupa que mi hija salga para delante y que el público no le falle. Es una gran profesional y ahora está feliz».
«A Albert Rivera le preguntaría qué le ofrece a mi hija».
En febrero de 2019, cuando el lío entre la cantante y el político comenzó a ser carne de titulares, ya soltó algo Pepe de Lucía:
«Es amigo mío. Conozco a Albert desde hace tiempo. A él le gusta mucho el flamenco y congeniamos. Es una persona entrañable, le aprecio mucho. Yo lo único que tengo con él es un trato afectuoso y nada más».
Ahora, ha sido más preciso y gracioso, apelando alas tradiciones:
«Si no me pide la mano de mi hija le doy un guantazo».