La historia se repite. Al igual que en 2016, este año las vacaciones estivales de Felipe VI y la Reina Letizia van a estar marcadas por la inestable coyuntura política española.
El rey estará este verano alerta, “en función de lo que haga falta”.
En esta ocasión, no se trata de esperar al popular Mariano Rajoy, sino al socialista Pedro Sánchez, quien se va tres semanas de vacaciones indiferente al problema que supone que España esté sin Gobierno.
En cualquier caso, y como ya viene siendo habitual, las vacaciones regias volverán a estar divididas en dos tramos: el más oficialista, que es la estancia -casi obligada- en Palma de Mallorca y que posibilita poco descanso real, y las otras dos semanas posteriores consagradas a un viaje siempre de incógnito y con destino desconocido en compañía, únicamente, de sus hijas.
Un viaje que, en buena lógica, este año no será a demasiada distancia geográfica de Madrid, donde es posible que el Rey de España haya de volver, ya sea para encontrarse con el presidente del Gobierno -que sin duda acudirá a Palma para un encuentro con él- o para cualquier otra acción política que precise al Jefe del Estado.
Por el momento, lo único cierto es que el Rey marchará este viernes día 26 a Palma en solitario para instalarse en su casa de Son Vent, situada en el amplio recinto del Palacio de Marivent.