Es un rumor extendido que las relaciones entre la Reina Letizia y sus cuñadas es no es óptima. Las Infantas Elena y Cristina y la mujer de su hermano Felipe tienen, desde hace años, motivos para no llevarse bien.
A la Infanta Elena, «Letizia le pone de los nervios», según publica El Español citando una fuente ‘próxima’ a la hija mayor de Juan Carlos I y recoge Chusa Montalbán en informalia.
Subrayan que el digital de Pedrojota no da un sólo nombre y todo son fuentes anónimas.
El origen de los desencuentros comenzó tras la muerte de Erika Ortiz. Cuándo falleció la hermana pequeña de Letizia, se convirtió en su mejor amigo en Zarzuela.
Se portó con ella mucho mejor que el resto, hasta el punto que, cuando se divorció de la Infanta, la entonces princesa de Asturias se puso del lado de Marichalar.
«Su cuñada Elena, que nunca había sido amable con ella, no se lo perdonaría nunca».
Pero, además, en el momento en que Felipe VI fue proclamado Rey, se decidió que Juan Carlos y Sofía fueran nombrados «eméritos», lo cual supuso toda una humillación a ojos de la Infanta Elena, que vio cómo la desplazaban cuando la institución cambió la definición de lo que es la «Familia Real» y daba la espalda a las Infantas -que perdieron casi todo su rango y sus funciones institucionales en Zarzuela-.
El enfrentamiento entre Letizia y doña Sofía en la catedral de Palma el Domingo de Resurrección de 2018 tampoco ayudó a reconducir la relación entre la Reina y Elena de Borbón.
«Eso no se lo va a perdonar nunca. ¿Te imaginas que alguien trate así a tu madre? Menos mal que Elena no estaba allí, sino si que se hubiera liado de verdad».
Eso revela una amiga -también anónima- de la Infanta al digital del exmarido de Ágatha Ruiz de la Prada.
La Infanta Cristina tiene aún peor relación con su cuñada, si cabe.
Según una ‘fuente próxima a la Reina’, la culpa es de la segunda hermana de Felipe VI:
«Cristina siempre la trató con desprecio, como si fuera menos que ella».
Aunque las cosas entre las dos se torcieron especialmente en 2005 en el bautizo de la hija pequeña de los Urdangarin, Irene. Cristina e Iñaki pidieron a Letizia que los padres del ex jugador de balonmano fueran alojados en el Pabellón del Príncipe del complejo de Zarzuela -donde los actuales reyes de España vivían entonces-, a lo que Letizia se negó en redondo. Puso una excusa de salud y dijo que «se encontraba regular», según afirma El Español.
Pero la puntilla que hizo irreversible el distanciamiento definitivo entre Letizia y Cristina llegó con el caso Nóos.
Los reyes desposeyeron del título de Duques de Palma a la Infanta y su marido -ahora preso y cumpliendo condena-.
Claro ejemplo encontramos también este mismo verano, cuando a Irene, la benjamina de los Urdangarin, no se le permitió coincidir con sus primas la princesa de Asturias y la infanta Sofía.
Recordemos que la abuela, la Reina Emérita, tuvo que ver dos días distintos El Rey León: un día fue con Victoria Federica e Irene y, más tarde, cuando llegaron sus otras nietas -las hijas de Letizia-, regresó por separado y sin las hijas de Elena y Cristina.
Llueve sobre mojado: cuando Irene Urdangarin Borbón hizo la Primera Comunión, se le negó la posibilidad de hacerla en Zarzuela -como sí lo habían hecho anteriormente todos sus primos-.
Eso indignó, no solo a Cristina, sino también a Elena, que considera «una plebeya» a su cuñada.
La Reina y su cuñada Cristina se reencontraron el año pasado en el 80 aniversario cumpleaños de Sofía.
«Letizia fue a hacerse la foto porque se lo pidió su marido»
«Llegó, comió, se hizo la foto y se marchó. Ni se saludaron».
La situación entre las tres parece casi irreconciliable.