Ser estrella de Hollywood es un sueño que muy pocos artistas alcanzan, pero una vez llegan a la cima, mantener la fama, la admiración y la popularidad sin desprenderse y extraviar la responsabilidad social que eso conlleva, es arduo; y prueba de ello, es el transcurso de las vidas de algunos de los intérpretes más influyentes, que pasaron de habitar en la cresta de la ola a caer en un bache incurable.
Un pequeño gesto o actitud puede cambiarlo todo, y algunas celebridades como Rihanna, Ryan Gosling o Katy Perry son buenos conocedores de ello.
Rihanna
Cuando la cantante más admirada de Barbados fue contratada por Nivea hace ya 9 años para ser imagen de la marca en su centenario, jamás hubiera imaginado que finalmente terminarían prescindiendo de ella por «su imagen provocadora», ya que, según se apuntó en un comunicado, «Nivea es una compañía que destaca la verdad, la familia y la fiabilidad”. Bajo aquel pretexto, despidieron a Rihanna, que debutaba como rostro de la firma con una sensual imagen.
Ryan Gosling
Corría el año 2007 cuando Peter Jackson calentaba motores para rodar ‘The Lovely Bones’ tras el innegable éxito de ‘El Señor de los Anillos’ y su versión personal de ‘King Kong’. Para encarnar a Jack Salmon, el director apostó por Ryan Gosling y, como requisito fundamental, debía darse una imagen más estoica y adulta; así lo hizo. El canadiense se dejó barba y engordó más de 27 kilos (a base de helado derretido de Haagen Dazs) para el papel. Sin embargo y pese a sus esfuerzos, se quedó «desempleado y gordo», pues el director determinó que no encajaba en el perfil del personaje, optando definitivamente por Mark Wahlberg.
“No hablamos mucho durante el proceso de preproducción, ese fue el problema”, reflexionó Gosling tiempo después.
Katy Perry
En 2011 Katy Perry rubricó un acuerdo estimado en 4,5 millones de dólares con GHD para ser su imagen publicitaria; un acuerdo que terminó enfrentando a la firma de cuidado de cabello y a la prometida de Orlando Bloom a causa de un supuesto incumplimiento de lo acordado. El manager de la de Santa Bárbara exigía una cantidad más elevada, ya que supuestamente se había pactado de forma oral una ampliación por 2 millones de dólares más. Pero GHD no accedió, ya que estimaba que había perdido popularidad y, por tanto, alcance e influencia.
Kate Moss
Kate Moss sobrellevó la cancelación de una importante campaña para una colección de Stella McCartney por H&M. ¿El motivo? la publicación de unas polémicas instantáneas en las que aparecía consumiendo cocaína. Pese a sus disculpas iniciales, la ingente lluvia de críticas desembocó en su despido definitivo, pues además, desde la cadena sueca buscaban «una persona sana» como protagonista. Esto no solo le supuso a la supermodelo británica unas perdidas de alrededor de un millón de dólares, sino la anulación de otros trabajos con Chanel y Burberry.
Lindsay Lohan
Los estupefacientes también paralizaron la carrera de Lindsay Lohan en su faceta como diseñadora. Colaboró con Ungaro en la Semana de la Moda de París de 2009, pero su nebulosa relación con el alcohol y las drogas dinamitaron y jamás volvió a volcarse en un proyecto de tal envergadura.
