El proceso judicial que Britney Spears inició en julio de 2020 con la idea de encauzar su vida y volver a ser una mujer independiente tras cerca de diez años en los que su padre, Jamie Spears, ha ejercido como tutor y supervisor de su fortuna y sus finanzas se ha vuelto contra la cantante. Y es que incluso sus propios abogados, en especial el letrado Samuel D. Ingham III, han puesto en duda sus capacidades, comparando su invalidez para acudir ante un tribunal o firmar un documento legal con la de un paciente coma.
«Britney, hasta el día de hoy, no tiene la capacidad de firmar documentos y tomar decisiones ella sola. Proteger sus bienes es muy importante y, para ello, la tutela tiene que mantenerse, porque es vulnerable a influencias indebidas. (…) Hay personas que pueden estar tuteladas toda su vida… No digo que ese vaya ser el caso de Britney, pero podría pasarle», ha declarado Andrew Wallet, administrador de la cantante entre 2008 y 2019, a Daily Mail.
Mientras tanto, en redes sociales ha brotado un movimiento que responde al hashtag #FreeBritney y que pretende liberar a la signataria de ‘Toxic’, una iniciativa que, bajo el punto de vista de Wallet, carece de sentido porque la mayoría «no tiene ni idea» de la protección que requiere la estadounidense. Su madre, Lynne Spears, por el contrario, es una de las cabecillas del mismo, pues considera ilógico que Britney esté incapacitada para tomar determinaciones sencillas y rutinarias sobre su vida cuando mantiene una carrera sólida y una constante actividad laboral.
