El violador del Vall d’Hebron sale de la cárcel entre la preocupación ciudadana

El violador del Vall d'Hebron sale de la cárcel entre la preocupación ciudadana

(PD / Agencias).- José Rodríguez Salvador, el llamado «violador de la Vall d’Hebron», ha abandonado ya la prisión tras haber cumplido 16 de los 311 años a que fue condenado, después de que la Audiencia de Barcelona ordenara este viernes su excarcelación definitiva.

El llamado ‘violador del Vall d’Hebron’, que fue condenado a 311 años de cárcel por 16 agresiones sexuales, ha abandonado la cárcel después de que la Audiencia de Barcelona aprobara este viernes en un auto su salida definitiva de la cárcel, rechazando así el último intento de la Fiscalía para que siguiera en prisión.

Sin embargo, la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha anunciado su intención de recurrir la decisión de la Audiencia de Barcelona al Tribunal Supremo (TS), al que pedirá que vuelva encarcelarlo.

La salida de Rodríguez Salvador de prisión ha provocado quejas ciudadanas y expresiones de preocupación. Este mismo viernes, la abogada de las víctimas del violador, María José Varela, señaló que interpondrá un recurso de casación para llegar hasta el Tribunal Supremo, con el fin de que «vuelva a entrar en la cárcel».

Según Varela, su excarcelación ha hecho que las víctimas tengan «miedo» y que «remuevan y revivan toda la angustia». A pesar de que Rodríguez Salvador ha pasado 16 años en la cárcel, las agredidas están acongojadas y «preocupadas» por el riesgo de que cometa otra violación.

Por su parte, la presidenta de la Asociación Dones en Xarxa, Gemma Lienas, pidió un control exhaustivo de las actividades del violador mediante un localizador GPS o a través de una pulsera magnética.

En referencia a la castración química, la presidenta del colectivo de mujeres señaló que sería una solución «inapropiada» para mantener a salvo a las posibles víctimas del violador. En este sentido, manifestó que la inyección que inhibe el deseo sexual «no es efectiva» porque, al no permitir que el violador tenga una erección, puede provocar que éste agreda brutalmente a su víctima.

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