Los escoltas de José Luis Moreno no estaban en la casa cuando lo asaltaron

(PD).- «Si no se les echa el tiempo encima, lo matan», aseguran los investigadores sobre la brutal agresión sufrida por el productor José Luis Moreno el pasado día 20 durante el atraco a su casa en Boadilla del Monte.

Este miércoles, a primera hora de la tarde el empresario abandonó la clínica Ruber Internacional de Madrid donde permanecía hospitalizado y su aspecto apuntalaba las palabras de los agentes.

Dos profundos moratones rodean sus ojos, hinchados y aún con la huella de un derrame importante. Salió en silla de ruedas, pero antes de subir al coche se incorporó con dificultad y saludó a los reporteros que hacían guardia.

Subraya Cruz Morcillo en ABC que su rápida recuperación -no ha necesitado ninguna intervención quirúrgica- es sorprendente, si se lee con detenimiento el parte médico.

Sufrió traumatismo craneoencefálico con fractura de calota craneal en la zona derecha, fractura del maxilar izquierdo, fractura de órbita izquierda con desplazamiento de la base y múltiples contusiones con hematomas por todo el cuerpo.

Él mismo explicó el lunes a los agentes que le tomaron declaración que tras el primer golpe quedó casi inconsciente y por eso no recordaba nada de lo ocurrido. Sólo que hizo frente a los ladrones, que le sorprendieron cuando acababa de llegar a su lujosa casa de la urbanización Monte Encinas.

Ni siquiera pudo ver con qué objeto le golpeaban -se cree que fue más de uno, uno cortante y otro romo, y más de una persona- ni cuántos individuos eran.

La Guardia Civil está convencida de que en la vivienda entraron no menos de cinco asaltantes -presuntos miembros de una banda del Este- y fuera esperaron otros tres.

Casi con seguridad llegaron al menos en dos coches. Los dos vigilantes de seguridad, con funciones de escolta, que tenía contratados el productor no estaban en la casa. Su turno de trabajo empezaba después de las doce y media, una circunstancia que los ladrones debían de conocer.

Segunda inspección ocular
Los investigadores creen que los asaltantes habían vigilado de forma exhaustiva a la víctima y conocían al detalle sus rutinas, antes de perpetrar el golpe.

La urbanización donde vive el productor cuenta con vigilancia privada de día, de ahí que él tuviera la particular contratada para la noche, porque además suele regresar tarde a su casa.

La noche del 20 acababa de hacerlo y estaba en la biblioteca viendo la televisión cuando irrumpieron los delincuentes armados y encapuchados. La mansión tiene medidas de seguridad muy básicas, pero además no estaban conectadas aún.

Pese a los objetos de valor, cuadros incluidos, que se reparten por toda la estancia, los atracadores sólo estaban interesados en las claves de las tres cajas de seguridad. Moreno no se las proporcionó, según explicó a los agentes, porque estaba inconsciente.

No obstante, lograron desempotrarlas y forzar una, la más pequeña, con palanqueta. No tuvieron tiempo de más. Sabían que en cualquier momento podían sorprenderlos y huyeron.

El empresario no ha cuantificado aún el valor del dinero y las joyas sustraídas, aduciendo que existen más cajas de seguridad, según fuentes de la investigación. Los agentes de la Policía Judicial de la Comandancia de Madrid tratan ahora de conocer éste y otros detalles, claves para las pesquisas.

En cuanto Moreno pueda, llevarán a cabo una segunda inspección ocular en la vivienda en presencia de la víctima para intentar recomponer con exactitud como se desarrolló el atraco.

En la primera, muy exhaustiva, no se halló nada relevante dado que los ladrones usaron guantes. Las cintas de las cámaras de seguridad de la urbanización y de los chalés colindantes tampoco han aportado, de momento, información de interés.

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