El asesino de Mari Luz merodeaba desde hace meses por varios colegios

(pd).- Santiago del Valle, de 43 años, no actuaba de forma compulsiva sino que desarrollaba una estrategia para poder saciar sus desviaciones sexuales.

Así ha quedado de manifiesto durante la investigación por la desaparición y muerte de Mari Luz Cortés, que ha acabado con él en prisión por un delito de asesinato y otro sexual y también con el encarcelamiento de su hermana, acusada igualmente del primero de los delitos bien en grado de cómplice o de encubridora, dato que no ha trascendido al pesar sobre el caso el secreto de sumario.

Del Valle vivía obsesionado por el deseo de mantener relaciones sexuales con niñas, aunque fueran su propia hija, tal como queda demostrado con su siniestro historial delictivo.

No tuvo dificultades para abusar de su pequeña cuando aún vivía en Sevilla, pero tampoco se lo pensó para hacer lo mismo, entre otras ocasiones, con una chiquilla vecina de su portal de la capital hispalense y con otra de Gijón con la que entró en contacto a través de una revista haciéndose pasar por un menor. Incluso, llegó a matricularse en su instituto para poder estar más cerca de ella y así acosarla de forma más fácil.

En septiembre del año pasado, cuando el pederasta se instaló en Huelva, siguió la misma táctica que en el Principado.

Así, según revela Cruz Morcillo en ABC, comenzó a matricularse en cursos de formación que ofrecían tanto la Administración como la Iglesia. La excusa, según las conclusiones de los investigadores, era adquirir conocimientos; el objetivo, sin embargo, era mucho más siniestro y no era otro que el tener más facilidad para poder entrar en contacto con niñas y satisfacer así sus siniestras desviaciones.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído