(PD).-El personal «cualificado» de las clínicas abortistas de Barcelona contaba con médicos cubanos que no tenían regularizada su situación en España y un anestesista que trabajaba a cambio de un techo donde cobijarse.
Éste era el personal «cualificado» que tenía contratado el doctor Morín en su «entramado empresarial» de clínicas de Barcelona y que, presuntamente, se habrían involucrado «activamente» en las prácticas abortivas supuestamente ilegales, según informa La Razón.
Sin embargo, mientras los primeros percibían una «elevada retribución» con un contrato de trabajo, al anestesista habitual, dada su «condición de inmigrante más precaria», se le pagaban sus servicios «básicamente en especie, con la prestación de vivienda y cantidades no declaradas». Los médicos cubanos también contaban con una «retribución más sustancial» que no figuraba en el contrato.
Así consta en el auto en el que la jueza Elisabet Castelló decretó el ingreso en prisión de Carlos Morín. En esa resolución se especificaba cómo para dar apariencia de legalidad a los abortos ilegales se realizaban «dictámenes psiquiátricos presuntamente falsos, al no proceder examen real de las embarazadas», para justificar «el supuesto riesgo para la salud psíquica de la embarazada».
En las escuchas telefónicas se deja entrever la preocupación de algunos de ellos a raíz de la intervención de la Guardia Civil en las clínicas de Morín. Así, uno de los que actuaba como ginecólogo contaba a su padre que «siempre han jugado al límite de lo permitido» y que Morín «tenía fama de hacer todas las trampas del mundo, pero que la legalidad tiene un límite real y él -Morín- lo manejaba con cualquier cosa y se hacían cosas realmente indebidas».
