«Un gitano, por cojones, tiene que ser malo»

Citaciones judiciales, multas y hasta meses de cárcel. Estas son algunas de las situaciones por las que este treintañero gitano y humilde recogedor de chatarra se ha ido encontrando por tener el mismo nombre que otros delincuentes.

Según publica hoy el diario Público, el problema de Manuel es que su nombre y apellidos coinciden con el de al menos 25 personas en la provincia, con las que incluso llega a compartir el número del DNI o idénticos nombres de pila de padre y madre. Su familia cree que el hecho de ser gitano es un plus a la hora de condenarle a la ligera por cualquier cosa.

«Mi sensación es la de estar en un desierto donde por mucho que grite nadie me puede escuchar», asegura su madre, Emilia.

«Todos no somos iguales ante la ley. Un gitano por cojones tiene que ser malo», concluye.

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