«Alguien de la familia Fritzl debía saber algo»

(PD).- El responsable de la Oficina Regional contra el Delito de Baja Austria, Franz Polzer, ha dicho hoy que «alguien de la familia Fritzl tenía que saber algo» sobre las atrocidades que se estaban cometiendo en el escondite bajo la casa familiar en el que Josef Fritzl mantuvo 24 años encerrada a su hija Elisabeth, a la que violó sistemáticamente y con la que tuvo siete hijos, uno de los cuales murió al poco de nacer.

El jefe policial también ha relatado que, en una ocasión, Fritzl se hizo pasar por Elisabeth en una llamada a su mujer para avisarle de que había dejado en la puerta de la vivienda a uno de sus hijos. Asimismo, ha apuntado que la puerta del zulo tenía un mecanismo por el cual se abriría en caso de que estuviera varios días sin accionarse.

Ayer, Polzer aseguró en rueda de prensa que no existían pruebas que permitieran inculpar a ningún miembro del entorno más próximo de Fritzl, ya que éste «no dejó ningún cabo suelto que permitiera descubrir su mentira, porque engañó a todos: a su mujer, su familia y sus vecinos».

Polzer ha revelado que Fritzl una vez se hizo pasar por su hija Elisabeth para anunciar en una llamada telefónica a su esposa que había dejado a uno de sus bebés en la puerta de la casa familiar, según relató el acusado en un interrogatorio. «Tenemos un acta de la policía de entonces, porque la mujer informó a las autoridades de esa llamada», ha indicado Polzer. Según el informe policial, Fritzl le habría dicho a su esposa, simulando ser Elisabeth: «Por favor, no te enfades. No te puedo decir dónde estoy. Por favor, ocuparos de mi bebé, que acabo de dejar en la puerta de la casa». Polzer ha agregado que la esposa de Fritzl se mostró sorprendida por la llamada, sobre todo porque la familia había cambiado su número de teléfono y muy pocas personas tenían el nuevo.

El funcionario austríaco no ha precisado cuándo se produjo este incidente, que pudo haber sido en 1993, 1994 o 1997, cuando Fritzl dejó bebés en la puerta de su casa, alegando que su hija se había unido a una secta y los había abandonado.

Por otra parte, Polzer ha confirmado una información del diario austríaco Kurier, según la cual la puerta del zulo subterráneo tenía un mecanismo con temporizador para facilitar su apertura si durante días no era accionada. Esa puerta, que pesaba unos 300 kilos, fue instalada después de 1983, cuando las autoridades locales dieron su visto bueno para ampliar el sótano bajo la casa de Fritzl, ha manifestado hoy un portavoz del Ayuntamiento de Amstetten.

Movimientos de tierra en un solar

Según revela el registro de la propiedad al que ha tenido acceso la agencia EFE en Viena, Josef Fritzl gozaba de una cómoda posición económica. El electricista jubilado, de 73 años, está registrado como propietario único de seis bienes inmuebles, repartidos por varias localidades del Estado federado de la Baja Austria.

En la lista figuran la propia casa familiar, tres edificios con numerosos apartamentos y locales comerciales, otra casa y un terreno, todo por un valor estimado de unos 2,2 millones de euros. Los edificios están ubicados en las localidades de Waidhofen an der Ybbs, Sankt Pölten (capital de Baja Austria) y en Amstetten, la ciudad de 23.000 habitantes donde Fritzl encerró a su hija.

El semanario vienés News informa este miércoles de que en un solar adquirido por Fritzl hace apenas tres años el hombre había hecho mover decenas de metros cúbicos de tierra, aparentemente sin ninguna finalidad. Después de destaparse el caso del calabozo subterráneo de Amstetten, la policía también investigará ese lugar, asegura News.

El semanario destaca además que, en uno de los terrenos adquiridos por Fritzl en Amstetten, el hombre quería construir 13 casas adosadas, un centro de oficinas y un aparcamiento para 30 vehículos, un proyecto que fue suspendido ante la resistencia de los demás vecinos.

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