(PD).- Un pequeña pieza pudo provocar la mayor tragedia en el aeropuerto de Barajas desde hace 25 años. Según las primeras hipótesis; un trozo del fuselaje se desprendió impactando contra el timón de dirección o el motor derecho bloqueando el aparato e impidiendo el despegue.
Según cuenta La Razón, las primeras investigaciones apuntan a que una vez bloqueado el motor izquierdo provocando su rotura interior y que algunas de sus piezas salieron despedidas «como misiles».
Asimismo, Aviación Civil ha descartado el error humano como causa del accidente porque «sólo se atribuye cuando no se ha seguido el procedimiento de emergencia» y «no cabe ninguno» dada la brutalidad de la explosión.
La autopsia ha revelado que el comandante Antonio García Luna y su copiloto Francisco Javier Mulet se rompieron los brazos al tirar de los mandos del avión en un intento desesperado de remontar el vuelo. Fueron los primeros en ser examinados y los forenses detectaron que sus brazos estaban «agarrotados y fracturados».
Además, los expertos de Aviación Civil han señalado que la cola del avión presentaba partes «roídas» que podía haberse debido a los choques con las piezas desprendidas del motor izquierdo.
Spanair, por su parte, ha descartado que el fallo previo en el sistema de refrigeración que obligó a retrasar una hora el despegue, tuviera algo que ver con el accidente.
Advertencias del SEPLA
En otro orden, El Mundo ha publicado una misiva que envió el SEPLA al entonces director general de Spanair en abril de 2007 en la que transmitía la «inquietud» de los pilotos por «el caos operativo que hace poner el riesgo el pasaje, razón de ser Spanair».
En esta carta y los posteriores e-mails enviados a la aerolínea se advierte que la mala gestión habría podido influir en la capacidad operativa de Spanair.
El elevado número de vuelos retrasados, las escalas programadas en tiempos que se escapan a la realidad, la falta de recursos, calidad de medios en tierra, los reiterados AOG’s en las flotas, la escasez de tripulaciones y el sistema de movimientos de los tripulantes, para lograr una tripulación concreta, hacen que el sentimiento general sea de caos operativo que hace poner en riesgo el pasaje, razón de ser de Spanair.
