(PD)-. El accidente en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas, en el que perdieron la vida 154 personas, ha hecho que muchas voces se pregunten cómo es posible que en un aeropuerto tan importante exista un cañón natural y un arroyo entre dos de las pistas de despegue.
Esta es sólo la punta del iceberg de los puntos débiles del aeropuerto madrileño. De hecho, Paco Rodríguez publica en La Razón aquellos aspectos de esta infraestructura que, según la opinión de pilotos, ingenieros y asociaciones ecologistas, son considerados puntos negros.
Sobre la presencia del arroyo de la Vega entre las dos pistas de despegue, uno de los más contundentes ha sido José María Vázquez, presidente del sindicato de Pilotos (SEPLA). Vázquez hizo un llamamiento a las autoridades por el cual
“Deben pensar que siempre va a haber accidentes y que no siempre se producen en línea recta. Nos podemos desviar hacia alguno de los dos lados, como ha pasado en esta ocasión, y hay que tenerlo en cuenta.»
Sobre los problemas de la ampliación de Barajas Pedro Cerrato, ingeniero aeronáutico y empleado de Aena, señala que desde que se puso en marcha el polémico estudio sobre la ampliación del aeropuerto ha insistido en los peligros que encierra:
“Los extremos de zonas de seguridad de las pistas de aterrizaje invaden las pistas de despegue, las zonas de espera para el despegue y, en el caso de la pista 18R, los depósitos de combustible, las terminales 1, 2 y 3 y el pueblo de Barajas”.
Asimismo, alertó de que las pistas de aterrizaje no pueden usarse para despegues y, formalmente, tampoco para aterrizajes con riesgo de frustrarse, que en principio son todos.
Los expertos tambien apuntan que Barajas es el único aeropuerto del mundo en el que las pistas se cruzan. Normalmente suelen ser paralelas o con 10 grados de diferencia entre ellas. En Barajas, el ángulo entre ellas supera los 35, lo que provoca que se tengan que tomar muchas más precauciones.
Desde la Agencia de Seguridad Aérea Europea, María Ángeles López detectó entre otras cosas lo que se denominan “embudos” o espacios de seguridad para aterrizajes forzados en las pistas 33R y 33L,
“Son sistemáticamente invadidos por las aeronaves que despegan desde la 36R y 36L. Y los aterrizajes de las pistas 33R y 33L y los de la 18R y 18L tienen riesgo de colisión con las aeronaves estacionadas que aguardar su turno para salir por las 36L, 36R 15R y 15L”.
Según la denuncia interpuesta ante el organismo europeo, Aena admite que existen estos riesgos de colisión, pero indica que las aeronaves que esperan para despegar «podrían desplazarse para evitar el impacto». Otras situaciones peligrosas puestas en conocimiento de las autoridades por parte de Acime son «el riesgo de colisión contra la torre de control de las operaciones frustradas de la pista 18R» y «el peligro de colisión entre aeronaves en el espacio aéreo debido a la configuración cruzada de las cuatro pistas».
