El ‘Wall Street Journal’ dice que un fallo eléctrico pudo originar el accidente de Barajas

(PD).- Los pilotos del avión de Spanair JK5022, siniestrado en Madrid el pasado 20 de agosto, no extendieron los alerones antes de despegar y un fallo eléctrico impidió que funcionase la alarma, según afirma ‘The Wall Street Journal’ en su edición electrónica. Además, se ha sabido que los médicos de Barajas llegaron a la «zona cero» 45 minutos después del accidente.

Citando como fuente a personas familiarizadas con la investigación que se lleva a cabo sobre las causas del accidente, el diario económico añade que «un supuesto mal funcionamiento eléctrico impidió que (los pilotos) recibieran la señal de alarma alertando del peligro», lo que pudo causar el accidente por el que murieron 154 personas.

El diario económico asegura que «datos preliminares obtenidos de las llamadas cajas negras recuperadas de los restos del McDonnell Douglas MD-82 indican que los dos motores funcionaron adecuadamente y que no había fuego antes del impacto».

Sin embargo, «los datos registrados del vuelo señalan que los alerones del avión, dispositivos situados en la parte trasera de las alas que dan impulso extra necesario para despegar, no estaban extendidos, según esas personas».

‘The Wall Street Journal’ explica en su web que esa circunstancia «normalmente habría hecho dispararse una fuerte bocina en la cabina de mando alertando a los pilotos de que el avión no estaba adecuadamente preparado para despegar».

«En los últimos días, los investigadores se han centrado en la teoría de que algún tipo de defecto eléctrico o problemas con el circuito de radiofrecuencia impidieron que la bocina sonara», añade el diario citando las mismas fuentes.

¿Estaba distraída la tripulación?

Afirma además que, «según una persona familiarizada con los detalles» del proceso, los investigadores «también estudian por qué a través del procedimiento habitual de supervisión previo al despegue no se detectó que los alerones no se habían extendido».

«Una persona familiarizada con los detalles dijo que los investigadores, entre otras cosas, están considerando si la tripulación de cabina estaba distraída o con prisa», asegura.

En su artículo, el diario advierte de que «los investigadores del accidente no han difundido este escenario y éste aún podría cambiar a medida que avanza la investigación».

«Una razón de que la bocina automática de cabina no sonara -argumenta el diario- podría haber sido que algunos de los circuitos lógicos del avión enviaron erróneamente señales de que el MD-82 ya estaba en el aire».

Según el rotativo, «la bocina está diseñada para emitir una fuerte señal de alarma, pero opera sólo cundo los sistemas del avión reflejan que el aparato está en tierra».

Mal funcionamiento de un sensor

Además, asegura que «los investigadores estudian el papel de un mal funcionamiento en el sensor de temperatura exterior, cuyos mecanismos aparentemente estaban deshabilitados antes del trágico despegue».

«El funcionamiento del sensor por sí mismo no parece que tenga un impacto directo en la habilidad del avión para volar, según expertos de seguridad aérea», explica el diario. Esto ya se había contado anterioremnte cuando se supo que trozos del motor izquierdo del avión impactaron como misiles en la nave.

Sin embargo, «el problema con el sensor podría haber sido una señal de que había problemas afectando a otros circuitos eléctricos», afirma ‘The Wall Street Journal’ citando como fuente a «un piloto retirado familiarizado con los circuitos eléctricos del MD-80».

‘The Wall Street Journal’ dice haberse puesto en contacto con portavoces de la aerolínea e investigadores españoles, que, sin embargo, declinaron pronunciarse sobre los detalles del proceso.

45 minutos tarde

El accidente del avión de Spanair cogió con la guardia bajada a los servicios aeroportuarios de Barajas, según se desprende de los testimonios recogidos por ABC procedentes del operativo sanitario que acudió a la «zona cero».

El propio servicio médico de AENA -compuesto por dos UVI móviles y un vehículo de intervención rápida- no llegó hasta el lugar del accidente 45 minutos después de producirse la colisión y, en un principio, se presentó para atender una salida de pista.

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