(PD).-Delinquen en su país y huyen a Barcelona. Son fugitivos (la mayoría narcos), y para hacerlo bien tienen que romper con su pasado: «Siempre caen, los lazos de sangre tiran», explican fuentes policiales. Este año han detenido a más de 20.
Sergún publica Marta Catalá en adn, el Cuerpo Nacional de Policía les sigue de cerca. La Gendarmerie, los Carabinieri o cualquier otra fuerza de seguridad les alerta cuando andan por la capital catalana. «Recibió la visita de su hija y ella nos llevó a él». El hombre era un conocido narcotraficante.
Les gusta el color del mar, viven como reyes en pisos de alto nivel en el Port Olímpic y en urbanizaciones como La Mallola en Esplugues. Tienen rasgos psicopáticos, buenos abogados, disfrutan de nuestro clima y frecuentemente pasan desapercibidos. Viven en familias o en casa de allegados.
Según fuentes de la investigación, los fugitivos de Sudamérica suelen mover cocaína; los de Europa del Este, heroína; y los del Magreb, hachís. Justo el jueves el Grupo Sexto de la UDYCO detuvo a un joven magrebí buscado en Francia.
