Ataque de nervios en Ginebra ante la cúpula de Barceló que se cae

(PD).- Como en la mejor película de James Bond, la ONU ha desplegado en Ginebra un servicio de seguridad especial para que no se desvele el secreto del que todos hablan.

En Madrid, silencio profundo de todos los implicados en el mayor contrato de Miquel Barceló. Al escándalo que rodeó su coste, más de 20 millones de euros, y el uso de fondos de ayuda al desarrollo, como recogió El Semanal Digital, se une ahora el comienzo del desconchado que se trata de negar.

El asunto tiene de los nervios a los servicios generales de la ONU en Ginebra ya que la segunda inauguración oficial de la cúpula tendrá lugar el próximo 12 de diciembre, con motivo del 60 aniversario de la Declaración universal de los Derechos Humanos. Lo que comenzó como olores de humedad y pequeñas manchas en el suelo, se ha convertido en un desconchado que se trata de ocultar mientras se estudia qué se puede hacer. Por lo pronto en la sala hay plásticos en el suelo que han sido retratados pese a a las medidas de control.

Los servicios de seguridad tienen pavor a móviles que puedan recoger las imágenes de lo que oficialmente se niega. Ante las informaciones que ya circulan en Internet, la ONU emitió un comunicado en el que desmiente las deficiencias. En esta nota se asegura que «la Oficina de Naciones Unidas en Ginebra confirma que el techo-escultura en la sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones no ha sufrido ningún daño estructural ni de otro tipo.»

Sin embargo una foto tomada el pasado 25 de noviembre en Ginebra demuestra que la realidad es bien diferente. El periodista argentino Juan Gasparini reveló en La Tribuna de los Derechos Humanos que la cúpula se estaba cayendo señalando que «las puertas con cristales de la sala XX del Palacio de las Naciones han sido recubiertas y se ha prohibido la entrada».

La cúpula de Barceló tuvo un coste de 20 millones de euros, ocho procedentes de fondos públicos y 500.000 de los fondos que se suponen destinados a países pobres. Ahora todo son prisas para tapar el primer desconchado antes de que aterrice en Ginebra el próximo 12 de diciembre el secretario general Ban Ki-moon. En Ginebra, una ciudad con un ambiente muy húmedo cuando llegan los fuertes calores, se asegura que se vab a vivir fuertes emociones.

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