(PD).- Será la crisis o será que el invierno es crudo y el hambre de un buen cocido gallego aprieta. Lo cierto es que en la provincia de Lugo, en los últimos dos meses, cercanas ya las matanzas, lo que se ha puesto de moda entre los amigos de lo ageno es robar cerdos de los corrales de las casas de la provincia.
Pero no suscita entre vecinos y miembros de cuerpo de polícía ninguna compasión este robo de animales para consumo alimenticio, de hecho el Subdelegado del Gobierno y el jefe de la policía están convencidos, recoge Xosé Carreira en La voz de Galicia, que el botín de estos robos va destinado a la venta aunque tampoco descartan que en algunos casos acabe en una buena comilona, teniendo en cuenta que ya es época de cocidos.
En los últimos dos meses hubo casi una decena de robos de carne de cerdo e incluso de conejos y gallinas.
Esta oleada delictiva adquirió tales proporciones que la policía, varias veces, tuvo que hacer advertencias públicas a la población para que se ponga en guardia contra las bandas de saqueadores de cortellos.
El último de los avisos fue ayer, después de que durante el fin de semana fuese presentada una nueva denuncia por el robo de dos cerdos en una finca privada situada en el lugar de Piñeiro, en el municipio de Lugo. «Queremos reiterar la conveniencia de tomar las precauciones necesarias en estas fechas, por parte de los ciudadanos que realicen la tradicional matanza, para evitar hechos como el presente», señaló el portavoz de la comisaría.
Las estadísticas de la delincuencia en la provincia de Lugo deberían reflejar los numerosos robos de estas características que fueron denunciados tanto ante la policía como ante la Guardia Civil. En algunas parroquias no solo hurtaron cerdos, sino que, como ocurrió en diciembre en una de ellas, los ladrones también se llevaron medio centenar de conejos que estaban congelados. En este caso fueron recuperados por la policía, que halló la mercancía en una furgoneta intervenida en el poblado de O Carqueixo.
En la lista de asaltos figuran asimismo varios gallineros, alguno situado incluso en pleno casco urbano de la capital, como es el caso de uno ubicado en la calle Santo Grial, del que hurtaron, a finales del mes de noviembre, cinco gallinas, diez gallos y un pollo. Todo lo que pueda llevarse a la boca vale.
