(PD).- La muerte de Marta del Castillo fue cosa de dos. De quien hasta ahora el principal sospechoso, su ex novio, Miguel Carcaño, y del menor de 15 años conocido como ‘el Cuco’. Eso es lo que dijo Miguel en su última confesión, la que hizo voluntariamente el martes después de la reconstrucción del crimen, en la que relata con todo detalle el calvario que sufrió la joven de 17 años antes de morir.
Antonio Jiménez, abogado deCarcaño, ha renunciado a continuar con la representación jurídica de su cliente, tras el último cambio de versión del imputado. El letrado considera que es imposible realizar una estrategia de defensa coherente.
Lo que no se supo hasta la pasada noche es que Miguel Carcaño iba a reconocer, en la que ya es su tercera versión, que con esa especie de estilete amedrentaron a la joven para poder abusar sexualmente de ella.
Según la nueva declaración, la tarde del 24 de enero, Miguel quedó con Marta y fueron juntos a Triana y, luego, se dirigieron a su domicilio, en el número 78 de la calle León XIII. Allí habían quedado con ‘el Cuco’ y allí se encontraron con el hermanastro, quien se marchó poco después, pasados diez minutos, en torno a las 20.30 horas.
En el salón del piso permanecieron Miguel y Marta y, al poco tiempo, llegó ‘el Cuco’, ya borracho. Miguel había consumido también alcohol y estupefacientes y los dos amigos continuaron la fiesta ingiriendo unas pastillas que llevaba el menor.
En un momento dado, y cuando los tres estaban sentados en el sofá del salón, Miguel intentó liarse con Marta, pero ella se negó y le pidió que no se enfadara y el asesino confeso le respondió con un puñetazo en la boca que hizo sangrar a la víctima.
‘El Cuco’ le imitó y entre los dos propinaron una paliza a Marta, que apenas pudo defenderse y se dejó llevar hasta el dormitorio de Miguel por los dos amigos.
Fue allí donde la Policía encontró restos de sangre de Marta y de ADN del menor donde los dos amigos consumaron su brutal agresión violando a la joven. Lo hicieron en la cama de Miguel, sujetando a la chica y tapándole la boca para que no gritase y alertase, así, al vecindario.
Además, emplearon una navaja tipo mariposa con la que amenazaron a Marta mientras Miguel y el menor abusaban de ella. Se trata de la misma navaja que la Policía Científica encontró el miércoles en una alcantarilla situada muy cerca del domicilio de León XIII y de los contenedores en los que, según esta última versión, arrojaron el cuerpo.
Sólo con esta versión quedaría justificada la presencia de sangre de Marta en la colcha y en el suelo del dormitorio de Miguel, ya que su anterior declaración no explicaba que hubiera sangre de la joven, ni el ADN del «Cuco» en el dormitorio si, como afirmaba, éste la había estrangulado en el salón.
En cualquier caso, sorprende que en una agresión sexual como la que supuestamente se produjo, Miguel no resultara, al menos, con un arañazo. Y no los tenía, según pudieron comprobar los investigadores que llevaban el caso la primera vez que lo llamaron a declarar y él se prestó voluntariamente a quitarse la ropa para que lo comprobara. Sólo tenía, según se supo entonces, una leve erosión debajo de la muñeca.
En principio, la última confesión de Miguel aporta nuevas piezas al puzle pero no aclara algunas lagunas importantes, sobre todo en lo relativo al momento en que, como dice, él mismo y «el Cuco» se deshicieron del cuerpo arrojándolo a un contenedor cercano a la casa.
Para la investigación, las horas que los jóvenes manejan siguen sin cuadrar, lo que hace sospechar que aún esconden datos.
Precisamente de «relevante» calificó ayer la Policía el hallazgo, en un husillo frente a la casa de Miguel, de la navaja tipo «mariposa» de hoja fina -como un estilete- con la que éste dijo que amenazaron a Marta cuando decidieron forzarla. El arma ha sido trasladada al laboratorio de Policía Científica.
La declaración de Miguel ha abierto un nuevo frente que centra la búsqueda del cadáver de Marta en el vertedero de Alcalá, aunque, en palabras de una fuente cercana al caso , «tampoco hay que descartar una tercera vía».
