El díario El País reconstruye la puñalada mortal en el Metro de Madrid

El díario El País reconstruye la puñalada mortal en el Metro de Madrid

Es el 11 de noviembre de 2007. El reloj de la cámara de seguridad del Metro madrileño marca las 12.56.21. Un estudiante izquierdista de Vallecas recibe una puñalada mortal de un ultra de derechas en un vagón de la línea 3 del suburbano, detenido en la parada de Legazpi.

Iban al mismo sitio, a Usera. Josué Estébanez de las Heras, un soldado del Ejército de Tierra de 23 años y cabeza rapada, a una manifestación de las Juventudes de Democracia Nacional autorizada por la Delegación del Gobierno en uno de los distritos con más inmigrantes. Carlos Javier Palomino, de 16 años, con jersey oscuro y gorra roja, junto a sus colegas antisistema, pretendía reventarla.

El diario El País ha reconstruido -uniendo distintas imágenes captadas ese día por las cámaras de seguridad del suburbano, la estremecedora «película» de una puñalada mortal en el Metro de Madrid.

El vídeo está en Youtube, donde lo ha subido CiDStalin.

Han pasado dos años y medio. Josué está en la cárcel pendiente de juicio. El fiscal pide 29 años de condena para él. 17 por el asesinato de Palomino y 12 por lo que ocurrió después.

En la «película» se observa cómo Josué, al ver las camisetas holgadas y las crestas de los antisistema que llenan el andén, saca un navaja y la oculta junto a su muslo derecho.

Carlos Javier Palomino, de 16 años, con jersey oscuro y gorra roja, entra el último del grupo antisistema, se acerca a Josuele y coge con dos dedos la sudadera que lleva este.

Le dice algo. La camiseta es de Three Stroke, una marca fetiche para los ultras. Josué alza la mano derecha. Visto y no visto. Le asesta una puñalada en el corazón. La hoja se hunde. Siete centímetros en el ventrículo izquierdo. Forcejean. Y le empuja fuera del vagón. Carlos, ya moribundo, sale del plano.

El resto -montado con lo registardo por siete cámaras distintas (con minutajes independientes y algunas con horarios desfasados) es la barahúnda de entradas y salidas del convoy tras el crimen, el saludo nazi de Josué, las escaramuzas entre los amigos de Carlos y el agresor, intentando detenerle, y la huida de éste. También la evacuación del herido en una camilla del Samur, rodeado de compañeros, que, a la carrera, luchan entre su desánimo y los intentos de salvarle la vida.

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