La opinión pública británica ha conocido los detalles de un suceso estremecedor. Un adolescente violó en julio a un niño de cinco años tan sólo ocho días después de escapar de una condena de cárcel por violar a otro de siete.
Los hechos ocurrieron este verano en el área metropolitana de Manchester y el agresor ha sido ahora condenado por un juez a tres años de reclusión. Según el magistrado, sólo se le liberará si se demuestra que ha dejado de ser un peligro para la sociedad. Un extremo que se antoja difícil teniendo en cuenta los antecedentes y el perfil psicológico que pinta de él la policía, que a sus 16 años lo considera todo un «depredador sexual».
Su nombre y el de sus víctimas permanecen en el anonimato por motivos legales. No así sus tristes hazañas, que han invadido como un reguero de pólvora los telediarios. De su caso se ha destacado la reincidencia, pero sobre todo la lenidad con la que abordó su caso Adrian Smith, el magistrado que juzgó la primera violación.
FATÍDICO PUNTO MUERTO
Smith se fio del criterio de la familia cristiana de la víctima, que había perdonado religiosamente la conducta del violador y solicitaba de él un castigo «más correctivo que punitivo». Su decisión fue recurrida por la Fiscalía, pero el ‘impasse’ lo aprovechó el adolescente para llevar a cabo su segunda violación.
En realidad era la tercera porque el detenido ha reconocido ahora que tomó parte en un incidente sexual acaecido hace tres años y en el que siempre había negado su participación. Entonces tenía 13 años y su víctima sólo seis.
En los tres casos, la relación de hechos es muy similar. El agresor llevaba a los niños a su casa con alguna excusa y allí los inducía por la fuerza a iniciar la actividad sexual. Al último le dijo por ejemplo que le viniera a casa a ayudarle a buscar un balón de fútbol. Cuando se fue, no era la misma persona.
PERVERSO Y MANIPULADOR
«Los delitos que has cometido son profundamente serios y perturbadores», ha dicho en su sentencia el juez, Peter Lakin. «Eres un joven perverso y manipulador con un interés sexual insano y completamente inaceptable en los hombres jóvenes. Es muy probable que no seas liberado durante un periodo considerable».
El padre de la última víctima acogió la condena con una mezcla de alivio e indignación: «Esto ha destruido por completo nuestra familia.Es lo peor que nos ha pasado. Se le ha arrebatado al niño su inocencia para siempre. Ha sido un calvario par todos. Ojalá nadie vuelva a pasar por ello».