Los testigos relataron que el domingo un hombre armado entró en un bar y empezó a disparar a unos agentes
Quien a hierro mata, a hierro muere.
La policía de Seattle (Estados Unidos) ha matado a tiros esta madrugada a Maurice Clemmons, sospechoso de la muerte de cuatro agentes policiales el domingo pasado en un café de la ciudad portuaria de Tacoma, en Washington.
Clemmons, de 37 años, tenía un largo historial de crímenes violentos en el Estado de Washington y en el de Arkansas. Según informa la CNN, el presunto asesino tenía en su poder el arma de uno de los agentes muertos el domingo cuando ha sido abatido.
El detective Ed Troyer, portavoz del Departamento de Policía del Condado Pierce, en el Estado de Washington, ha explicado que los agentes han cercado a Clemmons en el barrio de Rainier Valley. Pero ha sido un agente de una patrulla de rutina quien le ha disparado y le ha matado al sur de Seattle después de Clemmons le amenaza.
«VOY A MATAR A MUCHOS POLIS»
Troyer ha indicado que el sábado por la noche Clemmons había dicho a algunos conocidos que «miraran las noticias porque él iba a matar a muchos polis». Los testigos relataron que el domingo un hombre armado entró en el bar y se dirigió hacia el mostrador.
Cuando la camarera vio que el individuo tenía un arma de fuego, huyó por una puerta trasera, momento en el que el atacante empezó a disparar contra los policías, que estaban ocupados trabajando en sus ordenadores portátiles.
Desde el ataque, en el cual Clemmons resultó herido por uno de los efectivos a los que atacó, se inició una intensa búsqueda en toda la ciudad e incluso la Oficina Federal de Investigaciones y la Agencia de Control de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego habían ofrecido una recompensa de 125.000 dólares por su captura.
El portavoz de la Policía ha explicado que han detenido a varias personas por ayudar a Clemmons a escapar del cerco policial. «Van a pagar por ello», ha remachado.
EN LIBERTAD BAJO FIANZA
Según el Departamento de Policía de Lakewood, Clemmons estaba en libertad con una fianza de 150.000 dólares a la espera del juicio por violación de una menor de edad y un ataque contra un agente policial.
Nueve años atrás, y antes de que se trasladara a Washington, cumplía una sentencia de 35 años de prisión en Arkansas por robo a mano armada pero el entonces gobernador del Estado, Mike Huckabee, le conmutó la sentencia y quedó en libertad.