El informe policial considera su uso para disuasión de grupos descontrolados en amplios espacios
Una polémica intervencion policial dejó en 2008 sin testículos a un detenido que viajaba en un todoterreno como copiloto. Dos vehículos de los Mossos se interpusieron en su camino y le lanzaron una granada que le ha dejado unas graves secuelas.
Según informa El País en un artículo de Jesús García, los testículos de José Antonio Coscolín quedaron destrozados cuando una granada de aturdimiento lanzada por los Mossos d’Esquadra estalló en su entrepierna. Era sospechoso de emplear métodos brutales contra morosos.
El informe policial ha concluido que hubo errores en la actuación policial: ese artefacto no puede utilizarse contra personas porque se corre el riesgo de producir heridas, y menos aún en un espacio cerrado y pequeño como un coche:
- «Puede causar incendio tras la explosión y heridas serias a las personas. Su uso preferente es la disuasión de grupos descontrolados, liberación de rehenes al aire libre o en amplios espacios»
El informe que defiende la actuación de los Mossos da otra explicación:
- «El detenido obstruyó los orificios de la parte superior por lo que se produjo entonces una sobrepresión en la parte inferior del bote de humo, por donde salieron los gases»