El hombre armado con un fusil semi automático entró a la oficina en busca de su esposa, que también trabajaba allí
Lydia Carranza estaba trabajando en la recepción de un dentista en Beverly Hills, California, EEUU. De pronto, un hombre armado irrumpió en el local y abrió fuego sin mediar palabra.
Si está viva, se lo debe a sus implantes de silicona. Las balas impactaron contra su pecho y si no hubiera sido por sus pechos de postín, estaría muerta.
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El desconocido le disparó directamente al corazón, pero uno de sus implantes absorbió el impacto e impidió que el proyectil tocará su órgano vital. El hombre armado con un fusil semi automático entró a la oficina en busca de su esposa, que también trabajaba allí, según publica The Telegraph en un artículo titulado «Woman’s size-D breast implants save her from gunshot» (Unos implantes de silicona en el pecho salvan a una mujer de morir tiroteada).
Pero en vez de toparse con su mujer, se cruzó con Carranza y disparó.
Ashkan Ghavami, médido:
«Es una mujer com suerte. Los fragmentos del proyectil se quedaron a milímetros de su corazón y de sus órganos vitales. Si no hubiera sido por sus implantes, no estaría viva»
La afortunada, madre de tres hijos, hace algunos años decidió someterse a una cirugía estética para aumentar el tamaño de sus pechos. Nunca imaginó que esta decisión le salvaría la vida.
Carranza recuerda que cuando el hombre le disparó:
«Sentí húmeda la zona de su pecho y pensé que estaba muriendo»