"Lo único que impidió que el niño se precipitara al suelo fue que su cabeza estaba atrapada entre dos barrotes del balcón"
Ming Ming, de seis años, salió al balcón de su casa en Yichang, China, para buscar a su abuelo, que había salido a hacer un recado, entre las personas que caminaba por la calle.
Según recoge Telegraph.co.uk en Six-year-old saved from dropping to his death by his ears, el pequeño se resbaló por el amplio espacio entre los barrotes pero, en lugar de precipitarse a la calle, se quedó enganchado por las orejas.
Ming comenzó a gritar y la multitud alertó a la policía y a los bomberos, que acudieron al hogar del pequeño y con un extensor de presión hidráulica lograron separar los barrotes del balcón y liberar al niño.
Un testigo contaba:
«Lo único que impidió que el niño se precipitara al suelo fue que su cabeza estaba atrapada entre dos barrotes del balcón»