Prisión para tres de los siete presuntos colaboradores yihadistas

El titular del Juzgado Central de Instrucción número 3 de Madrid, Fernando Grande-Marlaska, ha ordenado el ingreso en prisión provisional de tres de los siete presuntos colaboradores yihadistas detenidos este jueves en Barcelona y ha impuesto una fianza de 10.000 euros a otro supuesto miembro de la red.

En un auto, el juez ha enviado a la cárcel a Junaid Humayunm, alias’Junaid’, Atiquir Rehman, ‘Atiq’, y Babatunde Agunbiade, ‘El Negro’, y ha decretado prisión eludible bajo fianza para Jabran Asghar, alias ‘Pendu’ o ‘Gibran’. De la misma forma, ha dejado en libertad con medidas cautelares a Malik Iftikhar Ahmad, Mohammad Saddique Khan Begun, ‘Saddique’, y Tanveer Arshad.

Marlaska imputa a los detenidos, de nacionalidad pakistaní, un delito de integración o colaboración con organización terrorista y falsificación de documentos públicos o bien, si la investigación no determinara los fines terroristas de la red, un delito de asociación ilícita, otro de falsificación y un último de tráfico ilegal de seres humanos.

Según la resolución, que recoge que el número de imputados en esta causa asciende a 18, los pakistaníes formaban parte de una organización con ramificaciones en España, Francia, Bélgica y Tailandia acusada de colaborar con la ‘yihad internacional’ mediante el suministro de pasaportes falsificados con la finalidad de que miembros de células islamistas penetraran en «el interior de las fronteras de países occidentales».

En este sentido, el juez recuerda que es «un denominador común» de este tipo de grupos «islamistas radicales» establecer estructuras empresariales y comerciales en países occidentales con el objeto de recaudar fondos para seguir manteniendo una «intensa actividad terrorista en sus países de origen». «También es sobradamente conocida su actuación en acciones armadas en diversos países occidentales», añade.

PASAPORTES ISRAELIES

Marlaska destaca que el ‘modus operandi’ de la red consistía en ordenar a delincuentes comunes que robaran pasaportes de turistas que visitaban la ciudad condal a cambio de cantidades que oscilaban entre 30 y 350 euros. El prototipo de pasaporte sustraído más codiciado por el grupo era el de un varón, de 25 a 45 años, europeo, con una validez de varios años y «sin visas estampadas».

No obstante, los investigadores vieron con «gran relevancia» el hecho de que los documentos más demandados fueran los de nacionalidad israelí.

Una vez que los pasaportes estaban en poder de la organización, los integrantes del aparato logístico los remitían a Tailandia. A cambio, recibían una contraprestación económica a través de empresas de envío de dinero como Western Union o Ria Envía, o mediante el sistema ‘hawala’ con el objeto de no dejar rastro de las transacciones.

La resolución judicial revela también que la organización estaba perfectamente estructurada, componiéndose de un aparato logístico, una célula financiera y otro grupo internacional dedicado a recoger y distribuir los pasaportes mediante la utilización de correos humanos que viajaban periódicamente por Europa para finalmente dirigirse a Bangkok (Tailandia) y al norte de Africa. Asimismo, la red contaba con un aparato de captación y apoyo operativo.

Tras la ‘operación Fish’ desarrollada a principios de 2009 en España, Bélgica, Francia y Tailandia que se saldó con 67 detenidos, incluido el jefe de la organización, los miembros del entramado de falsificación se reorganizaron dada la «gran demanda» de documentación falsa tanto en el mundo del crimen organizado como entre los grupos terroristas.

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