Unos treinta ex alumnos del profesor de kárate de Valladolid condenado por abuso piden la revisión del caso

Un treintena de ex alumnos del profesor de kárate Felipe C.M, condenado a ocho años y medio de prisión por un delito de abuso sexual cometido en 2004 en un pueblo de la provincia de Valladolid, se manifestaron hoy en Valladolid para pedir la revisión del caso.

Con una sonora protesta, durante la que lanzaron pitidos y exclamaciones en favor del profesor, los manifestantes se concentraron durante alrededor de 30 minutos ante la fachada de la Audiencia Provincial.

En esos momentos, como cada jueves, se celebraba en el Palacio de Pimentel, sede de la Diputación de Valladolid, la sesión plenaria, cuyos diputados participantes se vieron interferidos por las voces y los silbatos.

La Plataforma de Apoyo de Alumnos, que salió hacia las 11.00 horas de la calle Constitución y discurrió por Santiago, Ferrari, la Bajada de la Libertad y Angustias para desembocar a las 12.00 horas en la Audiencia, volvió a proclamar la inocencia de Felipe C.M. y exigir la revisión del caso.

Sus integrantes denunciaron la «vulneración» del derecho constitucional a la presunción de inocencia, así como por la omisión de pruebas y testigos presentados por el condenado en el juicio y las condenas sin pruebas objetivas, según informaron a Europa Press fuentes del colectivo.

PENA DE OCHO AÑOS Y MEDIO

El profesor fue condenado en primera instancia por la Audiencia de Valladolid, fallo posteriormente ratificado por el Tribunal Supremo, a la pena de ocho años y medio de cárcel y a indemnizar a la menor con 12.000 euros, junto con su inhabilitación para impartir clases de kárate a menores de 18 años durante un periodo de cuatro años, la prohibición de aproximarse a la víctima y a sus familiares por idéntico plazo de tiempo y a una distancia no inferior a 500 metros y a la imposibilidad de volver a la localidad en la que residen estos últimos durante cuatro años.

El Ministerio Fiscal y la acusación particular, en representación esta última de la familia de la menor, habían solicitado para el condenado penas de 8 y 13 años de cárcel, respectivamente, así como el pago de una indemnización de 12.000 euros, mientras que la defensa no sólo pidió una sentencia absolutoria sino que solicitó a la Sala que condenara en costas a la segunda de las acusaciones por «temeridad» en el mantenimiento de los cargos contra su cliente.

Durante el juicio, el acusado se declaró inocente de los cargos que se le imputan y la menor, que declaró a través de un biombo para mantenerla separada de su supuesto agresor, ratificó íntegramente la denuncia presentada en su día.

Esta fue interpuesta por su propia madre, después de que la niña, que desde los 5 años venía recibiendo clases de kárate por parte del procesado, le confesara los supuestos abusos a los que venía siendo sometida por parte del condenado.

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